El verde, en todas sus tonalidades, está viviendo un renacimiento en la decoración de interiores. Este color, con raíces profundas en la naturaleza y un impacto emocional que trasciende modas, se abre paso como protagonista en los hogares contemporáneos. Atrás quedaron los días en que el gris y el beige dictaban la estética minimalista: hoy, el verde transforma cada rincón en un refugio audaz, vibrante y acogedor.

De la frialdad minimalista a la calidez envolvente
La llegada de Hidden Gem marca un antes y un después. No es una elección casual, sino una declaración de intenciones: dejar atrás el minimalismo helado y apostar por una paleta más rica, cálida y sugestiva. En decoración, el color no solo define el estilo, también moldea nuestro estado de ánimo. Elegir un tono verde profundo y envolvente puede generar una sensación casi terapéutica, aportando equilibrio y energía a la vida cotidiana.
Durante años, el minimalismo dominó las paletas con blancos, grises y beiges. Sin embargo, el verde emerge ahora como la opción que rompe con la neutralidad excesiva, incorporando más color, más calidez y más profundidad.

Un camaleón cromático: del acento al nuevo neutro
La versatilidad del verde abre un abanico de posibilidades. En una cocina, puede aparecer como un toque sutil en los armarios inferiores; en un living, puede cubrir paredes completas para envolver al visitante en un ambiente sofisticado e inesperado. No hay límites: este color funciona igual de bien en baños, dormitorios o espacios de trabajo.
Su mayor virtud está en que, a pesar de ser un color con carácter, puede comportarse como un neutro moderno. Ni abrumador ni estridente, se adapta con naturalidad a entornos clásicos o contemporáneos, y combina con una amplia gama de materiales y texturas.

Una tendencia democrática
Lejos de ser una elección reservada para diseñadores o proyectos de autor, el verde ha conquistado un lugar en el gusto popular. Hidden Gem, en particular, se perfila como una de las piedras angulares de la tendencia 2026: un color democrático, que invita a renovar sin miedo, y que ofrece tanto dramatismo como serenidad, según su aplicación.
Este tono no solo representa una estética, sino también una actitud: la de atreverse a transformar los espacios cotidianos en escenarios vibrantes y llenos de vida. El verde, en su metamorfosis, no se limita a imitar a la naturaleza; la trae al interior de nuestros hogares, reinterpretada bajo una luz nueva y contemporánea.
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