Airbnb, la plataforma líder en alquileres temporarios con siete millones de viviendas disponibles a nivel global, presentó un balance crítico con motivo del primer aniversario del veto de Nueva York a los pisos turísticos. En su informe, la compañía asegura que la medida no alcanzó los objetivos propuestos, que buscaban aumentar la oferta de viviendas de alquiler tradicional y reducir los precios, sino que generado el efecto contrario: un incremento en los precios de los alquileres y las tarifas hoteleras.
La regulación, considerada una de las más estrictas, prohíbe el alquiler de pisos completos por menos de 30 días y solo permite alquilar habitaciones si el propietario reside en el inmueble. Según Airbnb, esta normativa benefició a la industria hotelera, que vio desaparecer la competencia de un día para otro, lo que provocó una fuerte alza en los precios. Citando datos de la consultora Costar, la plataforma señala que los precios hoteleros en Nueva York aumentaron un 7,4% entre julio de 2023 y julio de 2024, superando con creces el promedio del 2,1% registrado en el resto de Estados Unidos.

Más allá del impacto en la industria turística, el informe de Airbnb subraya que la normativa no resolvió los problemas del mercado inmobiliario. «A pesar de la promesa de la ley, el precio de la vivienda de alquiler alcanza un máximo histórico», señala el documento, destacando que los alquileres en Manhattan llegaron a una media de US$5000 mensuales, con un incremento general del 3,4% en toda la ciudad. Además, la oferta de alquiler tradicional se ha mantenido estancada en un 3,4% del total de viviendas disponibles, sin cambios respecto al año anterior.
A pesar del veto, Airbnb registrado resultados financieros históricos. En 2023, la empresa alcanzó ingresos de US$9917 millones, un 18% más que el año anterior, y obtuvo un beneficio neto de US$4792 millones, un 153% superior al de 2022. Además, en el primer trimestre de 2024, la compañía reportó ganancias por €248 millones, la cifra más alta en sus 17 años de historia.
Con estos números, Airbnb demuestra que el veto neoyorquino no ha afectado su rentabilidad, pero insiste en la necesidad de replantear las políticas regulatorias para no perjudicar a los consumidores y al mercado de alquileres.