La fábrica de cerámicos Loimar, una de las principales empresas de Tandil, detuvo su producción en las últimas semanas. La compañía justificó la medida alegando una caída en las ventas y un incremento de los costos operativos, sumado a tarifas de electricidad que considera insostenibles.
La paralización se llevó a cabo en dos etapas. El 30 de octubre se apagaron los hornos dedicados a la fabricación de ladrillos, mientras que el 19 de noviembre cesó completamente la producción de pisos cerámicos. Esta situación afecta directamente a 80 empleados y amenaza con impactar también en actividades vinculadas, como el transporte y la provisión de insumos.
Desde Loimar señalaron que confían en retomar las actividades en 2025 si las condiciones económicas mejoran. “Hoy, con reglas claras de respeto a la propiedad y un horizonte de crecimiento para 2025, Loimar S.A. conserva la expectativa de poder retomar su actividad cuando el mercado se recupere y las variables económicas lo permitan”, comunicó la empresa.
Sin embargo, la falta de claridad sobre el futuro inmediato mantiene latente el temor a despidos masivos. Algunos trabajadores especulan con que la paralización podría ser una estrategia para reducir personal o modificar las condiciones laborales, algo que ha sido denunciado en ocasiones anteriores.
El cierre temporal de la planta representa un golpe significativo para la economía local. Loimar ha sido históricamente una fuente clave de empleo en Tandil, y su interrupción podría generar consecuencias profundas en la región.
La expectativa ahora está puesta en el diálogo entre la empresa, los trabajadores y las autoridades para encontrar soluciones que garanticen la continuidad de la producción y preserven los puestos laborales. Mientras tanto, la incertidumbre persiste, afectando a las familias que dependen de esta histórica fábrica para su sustento.