La construcción modular y en seco viene ganando protagonismo en el mercado argentino como una alternativa capaz de reducir tiempos, ahorrar costos, mejorar la eficiencia energética y ofrecer mayor previsibilidad en comparación con la construcción tradicional. Frente a un contexto marcado por el incremento sostenido de los costos y la necesidad de optimizar procesos, este método basado en estructuras de acero galvanizado y paneles prefabricados permite resolver una vivienda completa en apenas 90 días, manteniendo precios cerrados de principio a fin.
El sistema modular se presenta así como una solución más rápida, limpia y sustentable, apta tanto para viviendas familiares como para emprendimientos comerciales, desarrollos inmobiliarios o ampliaciones. Con costos que rondan entre los US$1.100 y los US$1.500 por metro cuadrado, la propuesta logra posicionarse como una respuesta concreta frente al aumento del 94% en los costos de construcción acumulado desde octubre de 2023, según mediciones del sector privado. En este escenario, quienes buscan construir desde cero encuentran en el método en seco una manera de evitar imprevistos, reducir gastos y garantizar la finalización en plazos breves.
El costo por metro cuadrado y el diferencial frente al sistema tradicional
Uno de los puntos clave que explica la expansión del modelo modular es la diferencia económica frente al método húmedo. Mientras la construcción tradicional depende de materiales como ladrillos, cemento y hormigón —todos afectados por variaciones de precio, demoras por clima y una logística más compleja—, la construcción en seco trabaja con componentes industrializados fabricados bajo estándares constantes.
Con costos entre US$1.100 y US$1.500 por metro cuadrado, el sistema permite reducir hasta un 60% el gasto total. Esta diferencia surge tanto de la disminución en tiempos de obra como del control que se logra sobre los insumos y la mano de obra. El proceso industrializado, además, evita pérdidas de materiales, reduce el desperdicio y minimiza la necesidad de reparaciones por errores de ejecución.
A esto se suma que la modalidad modular se realiza en gran parte dentro de fábricas o naves industriales, lo que elimina las suspensiones por lluvia o bajas temperaturas. Cada módulo llega al terreno cuando está completamente terminado o en un grado avanzado de construcción, lo que acelera el ensamblaje final y garantiza una estabilidad de costos que la obra tradicional difícilmente pueda ofrecer.

Previsibilidad en tiempos y precios
Uno de los principales atractivos del sistema es la previsibilidad, un beneficio cada vez más valorado en un contexto económico fluctuante. La construcción tradicional suele estar atravesada por retrasos, reprogramaciones y aumentos inesperados en materiales y mano de obra. En cambio, la construcción modular permite cerrar un presupuesto desde el principio y mantenerlo sin alteraciones hasta la entrega final.
Este control se debe a dos razones fundamentales:
Industrialización del proceso
Al fabricar los módulos en planta, se optimizan etapas, se disminuyen riesgos y se reducen márgenes de error. Las condiciones de trabajo son estables, lo que evita variaciones en tiempos y calidad. La producción en serie de piezas estandarizadas también permite mejorar la precisión y reducir costos.
Eliminación del impacto climático
Las lluvias, las altas humedades o las bajas temperaturas —que suelen paralizar obras tradicionales— no afectan al sistema modular. Las estructuras se producen bajo techo, y en el terreno solo se realizan trabajos de montaje, conexiones y terminaciones específicas.
El resultado es una obra que, en vez de extenderse por seis u ocho meses, puede estar finalizada en 90 días cuando se trata de viviendas de tres ambientes o superficies similares. Esta reducción de plazos también impacta en los costos financieros y en el retorno de inversión para proyectos comerciales.
El boom del steel framing y su aporte a la eficiencia energética
El steel framing es uno de los métodos más difundidos dentro del sistema en seco. Basado en perfiles de acero galvanizado, permite construcciones livianas, resistentes y con un excelente comportamiento térmico. Las paredes se conforman mediante estructuras metálicas que se rellenan con aislantes como lana de vidrio o poliestireno expandido (EPS), lo que genera envolventes más eficientes que las de ladrillo tradicional.
Esta eficiencia tiene un impacto directo en el bolsillo de los usuarios: la construcción en steel framing reduce los costos de calefacción y refrigeración en hasta 60%. El ahorro energético se sostiene durante toda la vida útil de la vivienda, lo que convierte al sistema en una alternativa no solo económica en su construcción, sino también rentable en su uso cotidiano.
La sostenibilidad se expresa también en la reducción de residuos. Las obras en seco generan menos escombros y desperdicio, minimizan consumos innecesarios de agua y energía y reducen considerablemente las emisiones de gases involucradas en la fabricación de materiales tradicionales como cemento, ladrillo y hormigón.
Materiales que reemplazan al ladrillo
La transición del ladrillo hacia materiales prefabricados implica un cambio cultural en la forma de concebir la construcción. Los elementos que predominan en el sistema en seco son:
- Perfiles de acero galvanizado: base estructural liviana, resistente y anticorrosiva.
- Lana de vidrio y EPS: aislantes responsables del confort térmico y acústico.
- Placas de yeso para interiores, ideales para tabiques, cielorrasos y divisiones.
- Placas cementicias o de fibroyeso para exteriores, resistentes a la humedad y al desgaste.
A esto se suma la incorporación de tecnologías como el sistema EIFS (External Insulation and Finishing System), que combina una capa de aislación térmica con terminaciones flexibles reforzadas con fibra de vidrio. Este sistema permite alcanzar altos niveles de eficiencia energética sin incrementar costos y ofrece terminaciones duraderas y de alto rendimiento.
Ventajas operativas del proceso en seco
El método modular optimiza cada etapa del proceso constructivo. Las principales ventajas operativas incluyen:
Menores costos laborales
Al reducir el tiempo total de obra, disminuyen proporcionalmente los gastos en mano de obra, cargas sociales y supervision.
Retorno más rápido de la inversión
En desarrollos comerciales, industriales o de alquiler, la entrega anticipada permite generar ingresos antes, mejorando la rentabilidad.
Optimización por precisión industrial
Los componentes prefabricados se producen con exactitud milimétrica, lo que reduce errores comunes en la obra húmeda.
Ausencia de tiempos de secado
Al no utilizar cemento ni mezclas húmedas, se eliminan períodos de espera por fraguado.
Menor impacto climático
Las lluvias dejan de ser un factor crítico que paraliza los trabajos.
Obra más limpia y segura
La disminución de escombros y la organización de los módulos generan entornos de trabajo más ordenados.
En contraste, una obra de 180 días realizada con métodos tradicionales puede transformarse fácilmente en 240 si se combinan días lluviosos, inconvenientes logísticos o falta de materiales. En el sistema modular, la productividad no se interrumpe: avanza a ritmo constante, lo que permite cumplir con entregas pautadas sin desvíos.

Mayor superficie útil: más metros habitables
Las construcciones en seco tienen paredes más delgadas que las de ladrillo. Mientras que las tradicionales alcanzan espesores de 35 a 45 centímetros, las del sistema modular pueden medir entre 14 y 15 centímetros. Esta diferencia permite incrementar la superficie habitable, un beneficio especialmente valorado en viviendas pequeñas o en terrenos con limitaciones.
La ganancia de metros útiles no implica modificaciones en la superficie edificable, sino una optimización del espacio interior. Además, el sistema facilita la realización de ampliaciones futuras, reformas rápidas y adaptaciones personalizadas sin necesidad de intervenciones invasivas.
Un método adaptable y flexible
Otra de las fortalezas del sistema en seco es su versatilidad. Puede aplicarse en:
- Viviendas familiares
- Módulos para oficinas
- Locales comerciales
- Escuelas y espacios públicos
- Ampliaciones de casas
- Proyectos turísticos o de alquiler
La flexibilidad del diseño modular permite configurar espacios según las necesidades del usuario, con posibilidades de adaptación o expansión a futuro sin complicaciones significativas.
El impacto ambiental: menos residuos, menos energía, menos emisiones
La construcción modular se alinea con estándares de sustentabilidad al:
- Reducir emisiones vinculadas a la fabricación de materiales tradicionales.
- Minimizar el consumo de agua, prácticamente nulo en obras en seco.
- Generar menos residuos y escombros.
- Disminuir el consumo energético durante la vida útil de la vivienda gracias a su envolvente térmica.
Este enfoque implica un beneficio económico para el usuario y un aporte significativo al cuidado ambiental, aspectos cada vez más valorados tanto por desarrolladores como por compradores.

Un cambio de época en la construcción argentina
La combinación de velocidad, previsibilidad, eficiencia energética y ahorro marca un punto de inflexión en la manera de construir viviendas y proyectos en Argentina. La construcción modular se posiciona como una herramienta clave para responder a demandas actuales que exigen soluciones rápidas, sustentables y económicamente viables.
Frente a los desafíos del mercado, el sistema ofrece estabilidad de precios, plazos cortos y un desempeño energético superior. Las obras más limpias, ordenadas y seguras completan un modelo que parece haber llegado para quedarse.
La tendencia muestra que este enfoque no es pasajero: se trata de un cambio estructural impulsado por la necesidad de optimizar recursos, mejorar tiempos y reducir impactos. La construcción en seco se consolida así como una modalidad que redefine el futuro de la industria en el país, dejando atrás al ladrillo como única opción y abriendo el camino a soluciones más eficientes y sostenibles.
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