En un escenario global en el que la tecnología redefine las reglas de juego en todas las industrias, el sector de la construcción no puede ni debe quedarse atrás. Frente a desafíos económicos estructurales y cambios en la matriz de inversión pública y privada, las empresas constructoras argentinas comienzan a reconfigurarse para abrazar la innovación como un eje estratégico indispensable para su supervivencia y crecimiento.
El desarrollo de nuevas tecnologías y, especialmente, la creciente influencia de la Inteligencia Artificial (IA) en la gestión de proyectos, planificación, diseño y operación de obras, empujan a las organizaciones del rubro a repensarse. Ya no se trata solo de modernizar los procesos, sino de integrar una lógica completamente distinta de trabajo, donde el dato, el análisis en tiempo real, la eficiencia y la automatización marcan el pulso de lo que vendrá.
Este panorama desafiante pero prometedor encuentra un marco concreto en el reciente lanzamiento del Programa Ejecutivo de Innovación Abierta, una iniciativa exclusiva de la Cámara Argentina de la Construcción (CAMARCO), impulsada desde su plataforma TIIC (Transformar e Innovar la Industria de la Construcción). Este espacio de experimentación e impulso tecnológico se ha convertido en un punto de referencia para el ecosistema constructor en el país.
Una respuesta estructurada para tiempos de cambio
El Programa Ejecutivo reúne a 26 profesionales de más de 10 empresas constructoras y proveedoras con fuerte presencia en el mercado. Su objetivo central es acompañar a las organizaciones del sector en el proceso de incorporación de tecnologías disruptivas mediante una metodología que combina formación ejecutiva online, acompañamiento personalizado y espacios colaborativos de reflexión.
“Desde TIIC venimos trabajando hace años con startups y soluciones innovadoras para la industria”, explica Nicolás Palestini Abramovich, director de Catalizadores de CAMARCO y facilitador del programa. “Con esta iniciativa damos un paso más en la búsqueda de llevar la innovación al corazón operativo de cada empresa”.
Para Palestini Abramovich, la innovación en la construcción no siempre tiene que partir de grandes disrupciones: “Muchas veces comienza con una buena pregunta. Este programa está diseñado para ayudar a las empresas a hacerse esas preguntas clave y empezar a actuar sobre ellas”.
El nuevo paradigma tecnológico en la construcción
La transformación que se vislumbra va más allá de la incorporación de software de diseño o de herramientas de gestión de obra. La Inteligencia Artificial ya no es una promesa de futuro sino una realidad concreta que puede aplicarse a lo largo de toda la cadena productiva del sector: desde la planificación inicial de proyectos hasta el mantenimiento predictivo de infraestructuras.
Según Alexander Ditzen, presidente de la Sociedad Argentina de Inteligencia Artificial (SAIA), “la IA no es una tecnología más ni una moda. Es un cambio de todas las estructuras e industrias”. Para Ditzen, uno de los grandes retos actuales es superar las resistencias internas que este tipo de avances suelen generar dentro de las organizaciones: “Generalmente, este tipo de transformaciones genera bloqueos que frenan los procesos. Tenemos que trabajar para que esos frenos no existan. Si logramos abrir espacios para la IA, vamos a ser más competitivos”.
El impacto potencial de la IA en la construcción es enorme. Algunos ejemplos ya están en funcionamiento en otros mercados: algoritmos que predicen desvíos presupuestarios en obras, asistentes virtuales para la gestión de personal en tiempo real, sensores conectados a plataformas de análisis predictivo que advierten sobre riesgos de derrumbes o fallas estructurales, e incluso sistemas que analizan grandes volúmenes de datos para optimizar el uso de recursos como cemento, agua o energía.

Una industria en transición: desafíos económicos y culturales
Además de los retos tecnológicos, el contexto macroeconómico argentino representa un desafío particular para el sector. Según el economista Alberto Rubio, las empresas constructoras enfrentan “la necesidad de crear demanda en un mercado donde el Estado ya no es la principal fuente de inversión”.
Históricamente, buena parte de la actividad constructiva en el país ha estado impulsada por la obra pública. Sin embargo, el actual modelo económico promueve una retracción del gasto estatal en infraestructura, obligando a las constructoras a virar hacia proyectos privados, desarrollos mixtos, fideicomisos y otras formas alternativas de inversión.
Rubio sostiene que el crecimiento será “lento y prolongado”, aunque reconoce que algunos sectores como la minería, el petróleo y el gas podrían traccionar inversiones significativas. En cambio, “la construcción, que estaba acostumbrada a atender demanda que venía del lado de la inversión pública, va a tener que salir a motivar y crear demanda”.
Este cambio de paradigma exige a las empresas del sector no solo una transformación tecnológica, sino también una transformación cultural. Las compañías deberán desarrollar nuevas habilidades para comprender a un cliente más exigente, incorporar metodologías ágiles de trabajo y asumir una lógica más emprendedora, donde los márgenes son más ajustados y la competencia, más feroz.
De la idea al impacto: cómo funciona el Programa Ejecutivo de Innovación Abierta
El Programa lanzado por CAMARCO y TIIC propone un camino concreto para afrontar todos estos desafíos. Su metodología se basa en la combinación de aprendizaje teórico y experiencia práctica, con una fuerte impronta colaborativa.
Los contenidos están organizados en módulos temáticos que abordan temas como innovación estratégica, transformación digital, liderazgo adaptativo, sustentabilidad, diseño de soluciones centradas en el usuario y gestión del cambio. Cada módulo incluye instancias virtuales de formación con expertos, tutorías personalizadas y dinámicas grupales para diseñar estrategias de implementación en contextos reales.
“El objetivo no es solo aprender conceptos, sino aplicarlos”, explica Palestini Abramovich. “Queremos que cada empresa pueda detectar un desafío específico en su operación, y a partir de ahí, diseñar e implementar una solución innovadora que genere valor real”.
Además, el programa fomenta el contacto directo con startups tecnológicas, laboratorios de innovación y otras empresas del ecosistema, lo que facilita la creación de redes de colaboración e intercambio.

Casos de éxito y aprendizajes compartidos
Si bien el Programa se encuentra en sus primeras etapas, ya se han comenzado a ver algunos impactos positivos. Varias de las empresas participantes están desarrollando proyectos piloto para incorporar sensores inteligentes en obras, utilizar gemelos digitales para el seguimiento de avances o integrar sistemas de gestión de calidad con análisis automatizado de datos.
En uno de los casos, una firma constructora que participa del Programa inició el rediseño de sus procesos de compras y logística a partir de la incorporación de herramientas de inteligencia de negocios. El objetivo: reducir los tiempos de entrega de insumos y minimizar pérdidas por errores humanos.
En otra empresa, el equipo comenzó a trabajar en una aplicación interna que permite relevar en tiempo real el estado de avance de cada obra, identificando cuellos de botella e incorporando alertas automáticas ante desvíos en cronogramas.
Más allá de los resultados puntuales, uno de los principales aprendizajes compartidos entre los participantes es la necesidad de establecer una “cultura de la innovación” dentro de cada organización. Esto implica promover espacios de escucha activa, tolerancia al error, incentivos a la creatividad y, sobre todo, un liderazgo comprometido con la transformación.
El papel de la capacitación y el talento joven
Otro de los ejes que destaca el Programa Ejecutivo es la importancia de atraer y formar talento joven con competencias digitales. La construcción suele estar asociada a profesiones tradicionales —ingenieros, arquitectos, maestros mayores de obra—, pero la nueva etapa exige perfiles híbridos: tecnólogos, especialistas en datos, diseñadores de experiencias de usuario, ingenieros de sistemas, entre otros.
“La guerra por el talento es global, y el sector construcción no está exento”, apunta Palestini Abramovich. “Tenemos que hacer que la industria sea atractiva para los jóvenes, para los creativos, para los que quieren cambiar el mundo desde un plano concreto”.
En este sentido, CAMARCO ha lanzado también iniciativas paralelas como hackatones, convocatorias abiertas a startups, y becas para estudiantes de carreras técnicas con foco en innovación.

Inteligencia Artificial y sostenibilidad: dos ejes convergentes
La integración de IA en la construcción no solo mejora la eficiencia operativa, sino que también puede jugar un rol clave en los objetivos de sostenibilidad. La reducción de residuos, la optimización energética y el diseño de infraestructuras resilientes al cambio climático son metas cada vez más centrales en la planificación de proyectos.
Herramientas como la simulación energética, el modelado ambiental, la gestión inteligente de residuos o el cálculo automatizado de huella de carbono ya están siendo utilizadas en otros países, y comienzan a ingresar lentamente en el mercado argentino.
“Los estándares de sustentabilidad van a ser cada vez más exigentes, tanto por normativas como por demanda de los usuarios”, señala Rubio. “Quien no se prepare para eso, va a quedar fuera del juego”.
Mirando hacia adelante: una agenda de transformación posible
Si algo ha quedado claro en los últimos años, es que la única constante es el cambio. La construcción, tradicionalmente conservadora, comienza a incorporar una lógica más dinámica, adaptativa y orientada a resultados. La transformación no será sencilla, pero tampoco será opcional.
Los próximos pasos para el sector incluirán una mayor integración con el ecosistema tecnológico, alianzas con universidades y centros de investigación, y una fuerte apuesta por la capacitación continua de sus equipos. La competitividad ya no dependerá solo de la experiencia acumulada, sino de la capacidad de innovar, adaptarse y liderar procesos de cambio.
Programas como el de CAMARCO y TIIC muestran que es posible avanzar en esa dirección con estrategia, acompañamiento y colaboración. La construcción del futuro se está gestando hoy, y las empresas que comprendan esto a tiempo tendrán una ventaja decisiva.
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