Las cocinas nórdicas, con su estética funcional y acogedora, siguen siendo una tendencia de decoración popular. Caracterizadas por el uso predominante del blanco y la madera clara, además de una organización eficiente, estas cocinas combinan modernidad y calidez. Descubre cómo aplicar este estilo en tu cocina para crear un espacio luminoso y elegante.
Desde su aparición hace más de quince años, las cocinas nórdicas se han mantenido como una tendencia de decoración eternamente de moda. Su estética, funcionalidad y calidez han hecho que continúen siendo una de las opciones favoritas para decorar cualquier ambiente, especialmente la cocina.
El motivo detrás de esta tendencia probablemente radica en sus características únicas: espacios luminosos, funcionales, acogedores y elegantes. Este estilo decorativo, originado en los países del norte de Europa a principios del siglo XX, tenía como objetivo principal combatir la falta de luz natural y crear espacios confortables donde refugiarse durante los largos e intensos inviernos escandinavos.
Cómo decorar tu cocina con estilo nórdico
La predominancia del blanco es una de las máximas del estilo nórdico. Paredes, techos, mesadas, alacenas y parte del mobiliario se visten con este color para crear una atmósfera luminosa, sencilla y moderna. La ventaja de optar por el blanco es que permite jugar con otra paleta cromática o materiales sin sobrecargar el ambiente.
La madera es la gran protagonista en el estilo nórdico, encargada de aportar calidez y un toque natural. Se utiliza en tonalidades claras y con acabados ya tratados, y está presente en suelos, techos, mesadas y parte del mobiliario. Aunque se puede pintar de colores como el blanco, se recomienda mantener al menos algunas piezas de madera natural para sumar calidez.
Organización y funcionalidad
La organización es otra de las claves del estilo nórdico. Se recomienda colocar alacenas que lleguen hasta el techo para maximizar el espacio de guardado. Las estanterías de madera son un «must have» en este tipo de cocinas, donde se pueden colocar accesorios estéticos como tazones, especieros o pequeñas macetas con plantas para añadir frescura.
Los muebles funcionales son esenciales. Deben ser simples, de líneas rectas y depuradas, y pocas piezas, pero todas con un propósito claro. Aunque el blanco es el color principal, no hay que renunciar completamente al color. Para evitar sobrecargar el ambiente, se recomienda incorporar colores en menor cantidad y a través de complementos como griferías, azulejos, lámparas, textiles, vasijas y cuadros.