En el primer cuatrimestre de 2025, las importaciones de materiales para la construcción experimentaron un crecimiento significativo que alcanzó los 281 millones de dólares. Esta cifra marca una suba notable respecto al mismo período del año anterior, impulsada principalmente por factores económicos, políticos y estructurales. Sin embargo, a pesar de este incremento, el sector aún se encuentra un 20% por debajo de los niveles registrados antes del inicio de la gestión actual.
Este fenómeno se inserta en un contexto complejo en el que la construcción, a pesar de algunos indicadores positivos, no logra recuperar plenamente la vitalidad que supo tener. La importación de productos como cerámicos, grifería y sanitarios ha crecido exponencialmente, lo que evidencia cambios en la estructura de abastecimiento de las obras privadas y públicas. El motivo de esta tendencia se encuentra en una conjunción de factores como el atraso cambiario, la apertura comercial, la desregulación normativa y el encarecimiento del costo argentino de producción.
El crecimiento de las importaciones por rubro
Durante los primeros cuatro meses de 2025, la importación de cerámicos creció un 74%, superando ampliamente el ritmo general de las importaciones, que fue del 35,7% en el mismo lapso. Este tipo de insumo representó ingresos por 68 millones de dólares, es decir, 29 millones más que en igual período de 2024. También se registró un incremento en la importación de artículos de grifería, con una suba del 16% y un valor acumulado de 213 millones de dólares.
Estos datos reflejan una dinámica de sustitución de productos nacionales por importados, motivada por los altos precios locales y la mayor competitividad de los productos extranjeros, especialmente los provenientes de mercados como China y Brasil.

Desempeño del sector de la construcción
A pesar del aumento en las importaciones, el sector de la construcción continúa mostrando señales de debilidad estructural. Según el Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC), en abril se registró un repunte del 5,1% en términos desestacionalizados respecto al mes anterior. Sin embargo, si se lo compara con los niveles de noviembre de 2023, aún hay una caída del 19,9%.
El índice Construya (IC), que mide la evolución de los volúmenes vendidos al sector privado por empresas líderes, presentó una baja mensual desestacionalizada del 12,10% en abril. Aunque en términos interanuales el IC registró un incremento del 8,9%, en el acumulado de enero a mayo de 2025, la variación positiva fue del 10,5% frente al mismo período de 2024. Estos datos sugieren que la demanda se está recuperando, pero de manera gradual y con una marcada volatilidad mes a mes.
Además, el sector presenta una tasa de morosidad elevada. Mientras el promedio general de incumplimientos en el sistema financiero por parte de empresas es del 0,8%, en la construcción asciende al 3%. Esto indica que muchas firmas enfrentan dificultades para cumplir con sus obligaciones, en un escenario de menor rentabilidad, costos elevados y reducción de la actividad.
Causas estructurales de la importación
El alza en las importaciones no puede explicarse únicamente por la recuperación del sector o por la demanda puntual de ciertos insumos. Más bien, responde a un cambio de escenario impulsado por tres factores centrales: el atraso cambiario, la desregulación normativa y la liberalización del comercio exterior.
Atraso cambiario
Uno de los elementos clave que explican el incremento de las importaciones es el tipo de cambio oficial, que se mantiene relativamente bajo en comparación con los precios en dólares del mercado interno. Este fenómeno hace que los productos importados resulten más competitivos, incluso con los costos logísticos y arancelarios asociados.
El atraso cambiario no sólo estimula las compras en el exterior, sino que también afecta a los productores nacionales, que ven disminuida su capacidad de competir. En muchos casos, esto genera un cambio en la estrategia empresarial, que pasa de fabricar localmente a importar productos terminados con menor costo y menor riesgo.
Apertura económica y desregulación
Desde mediados de 2024, el Gobierno implementó un conjunto de medidas orientadas a facilitar el comercio exterior y reducir las barreras a la importación. Entre ellas se destacan la eliminación de autorizaciones no automáticas, la simplificación de normas técnicas, la aceptación de certificaciones internacionales en reemplazo de las del IRAM, y la baja o eliminación de aranceles para ciertos rubros.
Uno de los sectores más beneficiados por esta política fue el de los materiales para la construcción. Productos como placas, baldosas cerámicas, grifería y sanitarios, que antes estaban sujetos a requisitos técnicos estrictos y demoras administrativas, ahora ingresan al país con mayor agilidad y menores costos.

Dónde se originan y a dónde van los materiales importados
Las estadísticas de comercio exterior muestran que el 66% de los materiales para la construcción importados provienen de dos países: Brasil (41%) y China (25%). En el caso de los cerámicos, la participación de Brasil es aún mayor, gracias a que no tributan derechos de importación por tratarse de un país del Mercosur.
China, por su parte, concentra el grueso de las importaciones de artículos de grifería, con un 42% del total, seguido por Estados Unidos, con un 20%. Este último país también es proveedor de insumos utilizados en sectores estratégicos como la industria petrolera, lo que explica parte del aumento en el valor de las importaciones.
En cuanto al destino de los productos, se observa un crecimiento sostenido en las compras realizadas directamente por empresas constructoras y grandes superficies comerciales del rubro. Algunos supermercados especializados explican hasta el 15% del total importado en el primer cuatrimestre del año, triplicando su participación respecto a 2024.
El debate por el «costo argentino»
Uno de los argumentos que utilizan las empresas para justificar el aumento de las importaciones es el llamado “costo argentino”. Este concepto engloba una serie de factores que elevan el precio final de los productos nacionales: carga impositiva, costos laborales, falta de escala, inflación, tasas de interés elevadas y costos logísticos.
Dependiendo de la región del país, el costo de construcción varía notablemente. Sin embargo, en líneas generales, se ubica entre los más elevados de los últimos cinco años. Esta relación desfavorable entre costos de construcción y precios de venta hace que cerrar negocios rentables sea cada vez más difícil para las empresas constructoras. En este contexto, la importación de materiales desde países como China ha emergido como una alternativa viable, con productos que ofrecen diversas calidades según la necesidad del emprendimiento.
Este tipo de operación conlleva costos adicionales, como el envío de personal técnico al país de origen para controlar la calidad de los productos antes del embarque. Sin embargo, el ahorro general que se obtiene en el precio de adquisición y en la cadena logística puede justificar estas acciones.

El Índice Construya y la demanda interna
Otro dato relevante que permite analizar la dinámica del sector es el comportamiento del Índice Construya (IC), que mide los volúmenes vendidos de insumos para la construcción al sector privado. En mayo de 2025, este índice presentó una baja del 12,1% en términos desestacionalizados respecto al mes anterior. A pesar de ello, la comparación interanual muestra una suba del 8,9%, y en el acumulado enero-mayo 2025 la mejora alcanza un 10,5% respecto al mismo período de 2024.
Desde la industria se señala que la recuperación de la demanda es real pero muy gradual, y que los despachos mensuales siguen siendo altamente volátiles. Este comportamiento errático estaría en sintonía con un contexto macroeconómico aún incierto, con tasas de interés elevadas, restricciones presupuestarias en la obra pública y una actividad privada que responde más a oportunidades específicas que a una tendencia expansiva consolidada.
El rol de los importadores y supermercados de la construcción
Una parte importante de estas importaciones no se orienta únicamente a grandes obras de infraestructura, sino que también se destina al consumidor final. En este sentido, los supermercados de materiales para la construcción han ganado protagonismo como importadores directos, sin necesidad de intermediarios.
De hecho, uno de estos grandes supermercados explica por sí solo el 15% del total importado en el primer cuatrimestre de 2025, cuando apenas representaba el 4% en el mismo período del año anterior. Esta tendencia refuerza la idea de que la importación de materiales se está extendiendo más allá del circuito empresarial tradicional y comienza a consolidarse como parte de la oferta cotidiana para los hogares.
En cuanto al origen de los productos importados, el 66% se concentra en dos países: Brasil (41%) y China (25%). En el caso de los cerámicos provenientes de Brasil, estos no tributan derechos de importación por pertenecer al bloque del Mercosur, lo que los vuelve aún más competitivos frente a la oferta nacional.
Importación de grifería: una mirada sectorial
Un caso particular es el de la grifería, cuyas cifras de importación crecieron notoriamente debido a que muchas de las partidas incluyen también implementos destinados a la industria petrolera. Estos componentes son considerados esenciales para la extracción de hidrocarburos y, por lo tanto, su demanda es menos elástica a los cambios en la paridad cambiaria.
En este rubro, el 42% de las importaciones provienen de China, mientras que el 20% lo hace desde Estados Unidos. Sin embargo, al desagregar los productos destinados específicamente al hogar, se evidencia un retroceso de la producción nacional, en parte debido a la caída de la actividad del sector de la construcción.
Uno de los principales fabricantes de grifería del país, que en años anteriores era también un gran importador, redujo sus compras en el exterior casi un 70% entre el primer cuatrimestre de 2024 y el de 2025. Esta caída no estuvo acompañada por un incremento en la producción local, lo que sugiere un proceso de contracción en la oferta interna más que un simple reemplazo de insumos.
Un nuevo mapa competitivo para el sector
Las importaciones están redefiniendo la estructura competitiva de la industria de la construcción en Argentina. Las empresas locales que no logren adaptarse a esta nueva realidad de competencia global pueden perder participación de mercado, especialmente si no ajustan sus precios o mejoran su eficiencia.
En los últimos años, muchos proveedores locales sostuvieron sus precios basados en una tasa de cambio más alta y en un mercado cerrado. Sin embargo, la actual política de apertura y liberalización los obliga a revisar sus estrategias si quieren sobrevivir en un entorno donde la comparación de precios con el exterior es inmediata.
El desafío para el sector radica en encontrar un equilibrio entre la necesidad de competir con productos importados y la posibilidad de sostener una industria nacional fuerte y tecnológicamente desarrollada. El dilema está entre reducir precios para equiparar la competencia internacional o asumir una reconfiguración del negocio que contemple alianzas estratégicas, innovación y mejoras en la productividad.

Perspectivas hacia el segundo semestre
Las proyecciones para la segunda mitad del año están marcadas por múltiples incertidumbres. Por un lado, si el tipo de cambio permanece estable y los incentivos para importar se mantienen, es posible que se profundice esta tendencia de sustitución de producción local por bienes del exterior. Por otro lado, si se producen ajustes en la política cambiaria o se implementan medidas de protección a la industria nacional, el escenario podría modificarse.
El sector también espera definiciones respecto al plan de obras públicas del gobierno nacional, que hasta ahora se ha mantenido en pausa. La reactivación de proyectos estatales podría aportar dinamismo a la demanda de insumos nacionales y generar un contrapeso a la ola importadora.
Tal vez te interese leer: https://construmis.com.ar/indec-suba-de-costo-construccion-mayo/