A cuatro meses del lanzamiento de los créditos hipotecarios las expectativas se desploman: “No es atractivo ni accesible”, señalan desde el sector inmobiliario

Por Luciana Rodriguez

A mediados de septiembre se cumplirán cuatro meses desde que las entidades financieras reintrodujeron los créditos hipotecarios UVA, tras más de seis años de ausencia en el mercado. Estos créditos, que alguna vez fueron una esperanza para muchos argentinos de acceder a la casa propia, habían desaparecido en 2018 debido a la crisis económica que volvió impagables las cuotas para muchos beneficiarios. Hoy, con un contexto económico igualmente desafiante, advierten que no está teniendo buena aceptación.

Entre las entidades que ofrecen estos préstamos se encuentran el Banco Macro, BBVA, ICBC, Banco Galicia, Santander, Patagonia, Brubank, Banco del Sol y Credicoop, junto con varios bancos provinciales. Estos préstamos, destinados tanto para la compra de viviendas como para la construcción o refacción, generaron una ola de consultas que, sin embargo, se tradujeron en pocas concreciones. A pesar de la alta demanda inicial, las preaprobaciones no se materializaron en un número significativo de contratos firmados, lo que plantea interrogantes sobre la efectividad y atractivo de este producto.

Sebastián Torres, empresario del sector inmobiliario, se refirió a la situación actual de los créditos hipotecarios UVA y al estado del mercado inmobiliario tras ocho meses de la derogación de la Ley de Alquileres: “Creo que hay una demanda constante en el mercado, pero hay una falta fundamental en el ambiente inmobiliario, que es la falta de crédito hipotecario», expresó, quien considera que la oferta actual no es suficiente para cubrir las necesidades del sector.

Torres es categórico al evaluar los nuevos créditos hipotecarios disponibles en el mercado: “Los créditos que tenemos hoy no son interesantes, no son accesibles. No es un buen producto lo que están vendiendo. Y esta falta de crédito es una constante en la historia de la Argentina”. En ese sentido, el empresario sostuvo que el Gobierno nacional debería enfocarse más en facilitar el acceso a la vivienda propia a través de créditos hipotecarios accesibles, en lugar de centrarse en legislar sobre alquileres.

Para Torres, la reaparición de los créditos UVA bajo la administración de Mauricio Macri fue una buena medida, pero rápidamente se volvió insostenible debido a la inflación y otros factores económicos adversos. “Lograron un crédito, pero a los cuatro años la situación se volvió insostenible para los beneficiarios, que tuvieron que recurrir a recursos legales y amparos. Fue un desastre”, recordó.

Cabe señalar que las expectativas en el sector eran altas cuando se anunció el regreso de los créditos, pero la realidad demostró ser muy diferente. “La cantidad de créditos otorgados es muy baja, es un producto que no han logrado vender como esperaban”, añadió. Uno de los principales problemas, según Torres, es la inclusión de una cláusula de seguro de inflación, diseñada para proteger al cliente de situaciones inflacionarias extremas. Sin embargo, esta medida fue sido suficiente para generar confianza entre los potenciales prestatarios.

“A la gente no le gusta, no le termina de cerrar, y no son del todo atractivos”, explicó. También subrayó que las tasas de interés actuales, aunque están bajando, siguen siendo demasiado altas para el bolsillo del argentino promedio. “Necesitamos hablar de créditos con una tasa de un dígito, pero estamos lejos de eso. Entiendo que hay inflación, pero los bancos tienen que prestar dinero y movilizar la economía, especialmente en el mercado inmobiliario y la construcción, que son motores importantes en la economía de un país”, agregó.

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El impacto de la derogación de la Ley de Alquileres

La derogación de la Ley de Alquileres, que había impuesto un mínimo de tres años para los contratos de alquiler, también generó cambios significativos en el mercado inmobiliario. Torres señaló que, tras la derogación, se volvieron a los contratos tradicionales de 24 meses para vivienda y 36 meses para destinos comerciales. “Estamos trabajando con contratos de dos años, tanto para vivienda como para locales comerciales. Ese es el mayor cambio que notamos tras la salida de la ley”, afirmó.

Sin embargo, la transición no fue fácil. Torres describió cómo muchos contratos aún vigentes bajo la antigua ley están siendo renegociados debido a los altos índices de ajuste anual. “En algunos casos, se dieron ajustes del 265%, lo que hace imposible que los inquilinos puedan afrontar las nuevas cuotas. Tuvimos que recurrir a acuerdos de reducción de precio para evitar que los inquilinos se vean ahogados por estos incrementos”, explicó.

Asimismo, señaló que ante este nuevo panorama, muchos propietarios e inquilinos optan por prórrogas en lugar de firmar nuevos contratos.

De esta manera, pese a que el sector inmobiliario presenta buenas señales tras la eliminación de la ley de alquileres, las expectativas respecto a los créditos hipotecarios no fueron cubiertas.

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