Durante todo el 2024, los departamentos usados se consolidaron como la opción preferida en el mercado inmobiliario argentino. Este fenómeno responde a una combinación de factores económicos y financieros que inclinaron la balanza a favor de los inmuebles ya construidos frente a los proyectos en desarrollo.
Por un lado, el costo de la construcción experimentó un aumento significativo, lo que encareció los precios finales de las unidades nuevas. Según el Indicador CAMARCO (Cámara Argentina de la Construcción), en noviembre, construir costó un 66,2% más que en el mismo mes del año anterior. Este incremento, impulsado por la inflación y los ajustes salariales, se tradujo en una suba directa de los valores de los inmuebles en desarrollo.

Por otro lado, los créditos hipotecarios jugaron un rol central en esta tendencia. Las líneas de crédito orientadas específicamente al mercado de propiedades usadas reactivaron la compraventa de este segmento. La estabilidad del dólar, que permaneció controlado durante gran parte del año, también contribuyó a generar mayor previsibilidad en las transacciones, favoreciendo a quienes buscaban adquirir propiedades ya construidas.
El resultado de este escenario fue un aumento sostenido en la demanda de departamentos usados, que ofrecieron una alternativa más accesible frente a los costos elevados de las obras nuevas. Esta tendencia no solo reconfiguró el panorama del mercado inmobiliario en 2024, sino que también marcó un hito en las preferencias de los compradores, quienes priorizaron la inmediatez y el ahorro a largo plazo.