Desde comienzos de 2024, el mercado de alquileres en la Argentina experimenta un cambio profundo. La derogación de la Ley de Alquileres de 2020, efectuada en diciembre de 2023 a través de un Decreto de Necesidad y Urgencia, abrió un nuevo escenario para propietarios e inquilinos. La principal novedad es que ya no existe un esquema rígido para la actualización de los contratos, lo que habilita a las partes a definir sus propias condiciones.
En este nuevo marco, la inflación se convirtió en una de las principales referencias para fijar los ajustes de los alquileres. El Índice de Precios al Consumidor (IPC), elaborado y publicado mensualmente por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), pasó a ser una de las variables más utilizadas. La lógica detrás de este mecanismo es clara: al actualizar el valor de un contrato según la inflación acumulada, los propietarios buscan mantener la rentabilidad frente a la pérdida de valor del peso.
Sin embargo, este esquema también plantea desafíos para los inquilinos, que deben prever incrementos frecuentes y en algunos casos significativos, según la periodicidad acordada en el contrato. El nuevo escenario también abre un abanico de alternativas: algunos contratos se pactan en pesos y se actualizan por inflación, otros se siguen vinculando al viejo Índice de Contratos de Locación (ICL), y también hay quienes directamente optan por establecer valores en dólares que no requieren ajustes periódicos.

Del ICL a la inflación: un cambio de paradigma en los contratos
La Ley de Alquileres sancionada en 2020 había establecido que los contratos debían ajustarse una vez por año según el ICL, calculado por el Banco Central. Este índice combinaba en partes iguales la inflación y la evolución de los salarios, con un desfasaje de dos meses en la publicación de los datos.
Ese sistema buscaba equilibrar la capacidad de pago de los inquilinos con la necesidad de los propietarios de cubrir la pérdida del valor del dinero. Sin embargo, en un contexto de alta inflación como el que atravesó la Argentina en 2023, las actualizaciones anuales quedaban desfasadas respecto a la dinámica de los precios. Con la derogación de la ley, cada contrato puede definir sus propias reglas, y la mayoría de los propietarios elige referenciarse en el IPC para ajustar con mayor frecuencia.
Contratos actuales: pesos, dólares e indexación
El mercado inmobiliario presenta hoy un mosaico de modalidades. Muchos contratos se firman en pesos y se actualizan según la inflación, con periodicidad trimestral, cuatrimestral o semestral. Otros aún utilizan el ICL como referencia, especialmente en casos en los que ambas partes prefieren mantener cierta continuidad con esquemas previos.
Además, en determinados acuerdos, las partes pactan directamente valores en dólares, lo que elimina la necesidad de ajustes periódicos pero implica asumir el riesgo cambiario. Este tipo de contratos, si bien menos extendidos, se vuelven atractivos en zonas de mayor demanda o en operaciones de alquiler temporario.
El IPC como referencia principal
El Índice de Precios al Consumidor del INDEC se publica a mediados de cada mes y mide la variación promedio de los precios en bienes y servicios de consumo. Su evolución refleja el ritmo de la inflación y, en consecuencia, se convirtió en la referencia más utilizada para la actualización de contratos.
Al momento de firmar, propietario e inquilino deben definir no solo el índice que servirá de base, sino también la periodicidad con la que se realizarán los ajustes. En un escenario de inflación elevada, como el de fines de 2023 e inicios de 2024, los ajustes trimestrales se volvieron la opción más común, dado que permiten a los propietarios resguardar con mayor precisión el valor real del alquiler. En contextos más estables, es posible pactar ajustes cuatrimestrales o semestrales.
Cómo calcular un ajuste por inflación: métodos disponibles
Existen dos formas principales de calcular la actualización de un contrato por inflación: a través de calculadoras automáticas en línea o de manera manual, aplicando las fórmulas correspondientes.
Uso de calculadoras automáticas
En internet existen múltiples herramientas que permiten calcular la inflación acumulada en un período determinado tomando como base los datos del INDEC. Estas calculadoras simplifican el procedimiento, ya que solo es necesario ingresar el período de inicio y fin, y el sistema arroja el porcentaje de inflación acumulada.
Por ejemplo, para un contrato que comenzó en mayo de 2025 con un valor inicial de $640.427 y con ajuste trimestral, el primer incremento debía aplicarse en agosto. Tomando los datos de inflación acumulada de abril, mayo y junio, el aumento fue de 6,01%. Aplicando ese porcentaje al monto original, el nuevo valor del alquiler pasó a ser de $678.933,38.
Cálculo manual de la inflación acumulada
Otra forma de calcular el ajuste es hacerlo manualmente, utilizando los informes mensuales del IPC publicados por el INDEC. El procedimiento es más complejo, pero permite comprender en detalle cómo se aplica la inflación acumulada:
- Acceder a los informes mensuales del IPC publicados por el INDEC.
- Identificar la inflación de cada mes dentro del período a actualizar.
- Transformar cada dato porcentual en un factor multiplicativo, dividiendo el valor por 100 y sumándole 1.
- Multiplicar el valor del alquiler inicial por todos esos factores de inflación.
En la práctica, si el contrato mencionado de $640.427 debía actualizarse en agosto de 2025, se tomaban los datos de inflación de abril (2,8%), mayo (1,5%) y junio (1,6%). Al convertir cada dato en su factor correspondiente, el cálculo resultaba:
- Abril: 1,028
- Mayo: 1,015
- Junio: 1,016
La cuenta sería: 640.427 × 1,028 × 1,015 × 1,016 = $678.926
El resultado se acerca al obtenido mediante la calculadora automática, aunque puede diferir en pequeños valores debido al redondeo de decimales que realiza el INDEC en sus publicaciones.

Diferencias entre cálculo automático y manual
El contraste entre los resultados de una calculadora automática y los cálculos manuales suele ser mínimo, pero existe. Esto se debe a que los informes oficiales redondean los valores de inflación mensual a una cifra decimal, mientras que los sistemas automáticos pueden utilizar más decimales en sus cálculos. Como consecuencia, la diferencia final suele rondar entre 100 y 300 pesos en el monto actualizado.
Aunque no es un margen significativo en términos porcentuales, sí puede generar dudas en las partes involucradas. Por eso, muchos inquilinos prefieren recurrir a las calculadoras automáticas, que ofrecen un número exacto según la metodología acumulada. Sin embargo, quienes deseen verificar por sí mismos el procedimiento pueden hacerlo manualmente siguiendo los pasos indicados.
Planificación de los ajustes y previsibilidad para los inquilinos
Un aspecto relevante del nuevo sistema es que los inquilinos pueden anticipar el monto del próximo ajuste con cierta previsibilidad. Dado que el INDEC publica el dato de inflación a mediados de mes, los locatarios saben con unas semanas de anticipación cuánto se incrementará el alquiler en el siguiente período.
En el ejemplo planteado, para un contrato que se actualiza en agosto, los datos de abril, mayo y junio ya estarían disponibles desde mediados de julio. De este modo, el inquilino puede calcular con antelación el valor que deberá pagar, lo que permite planificar gastos y administrar mejor el presupuesto familiar.
Sin embargo, si el contrato establece que el pago del alquiler se realiza a fin de mes, es posible que ya esté disponible el dato de inflación de julio. En ese caso, la actualización podría contemplar un período diferente, lo que altera el monto final a pagar. Este detalle técnico genera un grado de incertidumbre adicional, ya que los valores pueden variar según la fecha en que efectivamente se aplique el ajuste.
Un mercado en transformación
El escenario actual de los alquileres en Argentina muestra un mercado en plena transformación. La ausencia de una normativa rígida abre la posibilidad de acuerdos más flexibles, pero también más complejos. Propietarios e inquilinos deben negociar condiciones que antes estaban establecidas por ley: índice de referencia, periodicidad de los ajustes y moneda de pago.
La opción de utilizar la inflación como parámetro central parece consolidarse como la más aceptada, aunque convive con otras alternativas. El desafío, en cualquier caso, es encontrar un equilibrio entre mantener la rentabilidad de los contratos y garantizar la capacidad de pago de los inquilinos en un contexto económico marcado por la inestabilidad de precios.
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