La preocupación por el aumento de las expensas crece entre propietarios e inquilinos, con incrementos que en 2024 que representa, en algunos casos, hasta el 50% del valor de un alquiler mensual.
La preocupación entre propietarios e inquilinos respecto al aumento de las expensas se intensifica a medida que los costos continúan escalando. En 2024, las expensas experimentaron un aumento récord del 87,53%, alcanzando en algunos casos hasta el 50% del valor de un alquiler mensual.
Tiempo atrás, las expensas representaban solo el 20% del valor de los alquileres, pero actualmente pueden llegar hasta el 50% de lo que se paga por la locación de inmuebles. Según estimaciones de fuentes privadas, en junio de 2024, el valor promedio de las expensas subió un 10,4% en todo el país.
Ante este panorama, las opciones para los inquilinos son escasas. En algunos casos, pueden mudarse a departamentos en consorcios con expensas más bajas, aunque esto implica renunciar a servicios centrales y comodidades. Otra alternativa es cambiar de barrio o localidad. Alquilar un PH, con pocas unidades y bajas expensas, resulta difícil debido a la escasa oferta y los altos precios.
Según la Federación de Inquilinos Nacional, en junio de 2024, el 34,4% de los ingresos de los hogares se destina a pagar alquiler y expensas. Para los alquileres posteriores al DNU, esta incidencia asciende al 38,6%. Aunque el valor de las expensas siempre fue un tema relevante para los inquilinos, en los últimos tiempos cobró mayor importancia debido a los valores excesivos. Ejemplos de esta problemática son los monoambientes que pueden pagar más de 100.000 pesos en expensas.
Desde hace casi dos años, la primera pregunta de un inquilino al responder a un aviso, ya sea por teléfono o vía web, es sobre el monto de las expensas. Esta consulta inicial determina si se continúa o se descarta el inmueble.
Los aumentos en las expensas afectan significativamente a los inquilinos. Aunque el DNU aumentó la oferta de viviendas, muchos deben pagar expensas extraordinarias debido a la modificación de la regulación tras dejar de regir la Ley de Alquileres. Los gastos de consorcios son inelásticos, requiriendo mayor control presupuestario. Las expensas son un 40% más caras que las de particulares.
Para reducir costos, los consorcios adoptan medidas tecnológicas y de ahorro, como lámparas LED, sensores de movimiento y paneles solares. También redujeron los horarios de calefacción central para bajar el costo de gas. Los aumentos en las expensas se deben a varios factores, como los sueldos del personal de limpieza y seguridad, el costo de productos de limpieza, el mantenimiento de ascensores (que subió un 260% interanual) y el retiro de subsidios en servicios como energía y gas.

El drama de los inquilinos en Misiones
Maximiliano Vittar, del Movimiento Inquilinos Nacional, advirtió sobre la grave crisis que enfrentan los inquilinos en Argentina, marcada por aumentos significativos en los costos de alquiler y una desprotección regulatoria tras la derogación de la Ley de Alquileres.
Vittar afirmó que la volatilidad económica y la desprotección estatal dejaron a los inquilinos en una posición muy vulnerable. «El bolsillo de las familias que alquilan está cada vez más golpeado, no solo por la macroeconomía sino por la necesidad básica de tener un techo», señaló. La derogación de la Ley de Alquileres permitió que los propietarios y el mercado inmobiliario operen sin restricciones claras, lo que resultó en aumentos abruptos de los precios de los alquileres.
Desde la derogación de la ley, Vittar observó un aumento del 100% en los precios de alquiler en algunos casos. «Una unidad que se alquilaba por 100.000 pesos hace unos meses, ahora puede costar hasta 400.000 pesos», explicó. Este incremento hizo que el porcentaje del ingreso familiar destinado al alquiler aumente en casi 10 puntos.
Aunque se reportó un incremento en la oferta de alquileres, Vittar argumentó que esta mayor oferta no mejoró las condiciones para los inquilinos. La desregulación permitió contratos con términos desfavorables para los arrendatarios, como ajustes según la inflación y contratos en dólares, que son difíciles de sostener dada la inestabilidad económica.
La situación llevó a muchas familias a compartir viviendas, aumentando el hacinamiento. «Donde antes vivía una sola familia, ahora viven dos; estudiantes que buscaban independencia regresan a la casa de sus padres, y jubilados se ven obligados a mudarse con familiares», mencionó Vittar.