Desde la conducción de la UOCRA en Misiones, el dirigente Héctor Vallejos valoró las decisiones del Gobierno provincial que han permitido sostener la actividad de la construcción, aunque sea a un ritmo más lento. “Las obras no se frenaron por completo. Siguen con recursos provinciales, aunque no con el impulso de años anteriores”, afirmó.
En ese sentido, Vallejos destacó el papel clave de la construcción como motor económico. “Cuando la construcción anda, anda todo. En nuestras propias casas, si tenemos un ahorro, lo invertimos en mejorar. Pero cuando la obra para, es porque hay otras urgencias como la comida o la salud. A nivel nacional, eso está ocurriendo”, analizó.
También subrayó la fuerte dependencia del sector respecto a la inversión pública. “Aunque no somos empleados estatales, nuestra fuente de trabajo muchas veces depende de las políticas públicas. Si una obra termina y no arranca otra, el trabajador vuelve al desempleo”.
El dirigente destacó el caso del complejo habitacional Itaembé Guazú como ejemplo del retroceso en la actividad: “En 2015 había más de 15.800 trabajadores registrados; hoy no llegamos a 4.000”.
Respecto al auge de edificaciones privadas en Posadas, Vallejos advirtió sobre el aumento del trabajo informal. “La precarización laboral es tan grave como el desempleo. Hay mucha gente trabajando sin aportes, sin obra social ni jubilación. Eso también recae sobre el Estado”.
Asimismo, remarcó que los controles en obras privadas son más laxos. “En la obra pública hay certificaciones y seguimiento. En la privada, eso muchas veces no ocurre. Por eso los accidentes laborales se dan más ahí. Trabajamos con el Ministerio de Trabajo para reforzar la seguridad, no queremos que esta industria se convierta en una industria de la muerte”.
Al referirse al impacto de las obras privadas en el empleo, explicó que la cantidad de trabajadores varía según la etapa y el tipo de obra, pero generalmente se trata de entre 20 y 30 personas, además de subcontratistas.
Frente a la informalidad, Vallejos resaltó el rol de la capacitación como solución estructural. “Tenemos un centro de formación profesional con especializaciones técnicas, y es gratuito. Apuntamos a que los trabajadores tengan una salida laboral real. Ya incorporamos tecnología e inteligencia artificial”.
Recordó la falta de mano de obra calificada en el pasado, y llamó a prepararse para futuros escenarios: “Si mañana llega el gas natural a Misiones, tenemos que estar listos. La capacitación permite conseguir un empleo digno y no depender de un plan social”.
Afirmó que el trabajo digno no solo garantiza ingresos, sino también salud, educación y bienestar familiar. “El trabajo es un derecho, no un privilegio”, expresó.
Además, abogó por el diálogo como herramienta clave para resolver los desafíos del sector. “Nada se puede solucionar sin una decisión política y sin diálogo. Estado, empresas y trabajadores deben sentarse juntos a discutir no solo salarios, sino condiciones de vida”.
Vallejos también defendió el rol del dirigente gremial. “No es solo protestar. También hay que proponer y estar a la altura de los tiempos”. Con orgullo, recordó su propio camino desde la obra hasta la conducción gremial: “Empecé como cualquiera, con responsabilidades y mucho por aprender”.
Reconoció las dificultades que atraviesan hoy los trabajadores, incluso en cuestiones cotidianas. “Ya estamos lejos de ese lindo olorcito del asado de los viernes”, lamentó, aunque reafirmó el orgullo de pertenecer al oficio: “El arte de construir está en nuestras manos. Todo lo que vemos fue hecho por trabajadores, y eso merece más reconocimiento”.
Finalmente, celebró la creciente participación de mujeres en el sector y llamó al respeto como valor fundamental. De cara al Día del Trabajador, dejó un mensaje cargado de esperanza: “Que haya paz y trabajo para todos, y que en ninguna mesa del mundo falte el pan de cada día”.