El 29 y 30 de mayo, la ciudad de Puerto Iguazú, en la provincia de Misiones, fue sede del 3° Congreso Inmobiliario Nacional, un evento que reunió a más de 300 participantes y 30 expositores de todo el país. En un contexto marcado por intensas transformaciones económicas y sociales, el evento se posicionó como un espacio estratégico para el intercambio de experiencias, la actualización de conocimientos y el análisis profundo del panorama inmobiliario argentino.
Uno de los momentos más destacados del congreso fue la exposición de Damián Tabakman, presidente de la Cámara Empresaria de Desarrolladores Urbanos (CEDU), quien brindó un diagnóstico exhaustivo sobre el estado actual del sector, sus principales desafíos y las estrategias que se están implementando para enfrentar una coyuntura compleja.
Un mercado inmobiliario desdoblado
Durante su presentación, Tabakman hizo una diferenciación clave que, según afirmó, define la dinámica actual del mercado inmobiliario en Argentina. “Estamos viendo un mercado desdoblado en dos grandes facetas”, explicó. Por un lado, la compraventa de unidades ya construidas, es decir, inmuebles usados o terminados, “ha mostrado signos muy auspiciosos de recuperación”. Según detalló, esta recuperación se apoya en dos pilares fundamentales: el regreso del crédito hipotecario y la reciente derogación de la Ley de Alquileres.
“La disponibilidad de créditos hipotecarios para la compra de unidades terminadas ha generado una reactivación visible del mercado”, señaló Tabakman. A esto se suma que, con el fin de la cuestionada Ley de Alquileres, el sector ha logrado “una autorregulación razonable de los contratos locativos”, lo que se tradujo en una mayor previsibilidad tanto para propietarios como para inquilinos. “Esto sin duda ha ayudado a dinamizar las operaciones”, agregó.
No obstante, el otro lado de la moneda muestra un escenario muy diferente. Para los desarrolladores privados, especialmente aquellos enfocados en obras nuevas o ventas en pozo, la realidad es mucho más desafiante. “Los costos de construcción se incrementaron fuertemente en dólares, y trasladar esos aumentos a precios es prácticamente inviable porque el mercado no los convalida”, advirtió el presidente de la CEDU. Esta situación, indicó, “erosiona fuertemente la rentabilidad de los proyectos” y obliga a repensar los modelos de negocio tradicionales.
Productividad, eficiencia y nuevos modelos de gestión
Ante este panorama, Tabakman remarcó que el sector está trabajando en múltiples frentes para adaptarse a las nuevas condiciones del mercado. “El foco hoy está puesto en la productividad y en el abaratamiento de costos en todos los niveles posibles”, señaló. Esto incluye desde la importación de insumos más económicos, pasando por la optimización de los plazos de ejecución de obra, hasta el uso de tecnologías constructivas que permiten racionalizar recursos y tiempos.
“Sabemos que no podemos depender únicamente de una eventual mejora del contexto macroeconómico. Tenemos que hacer los deberes puertas adentro”, sostuvo Tabakman. En ese sentido, subrayó que muchas empresas están explorando nuevas formas de desarrollar proyectos, con esquemas más ágiles, alianzas estratégicas, y estructuras de costos más flexibles.
Otro eje prioritario en la agenda de los desarrolladores tiene que ver con el financiamiento. Según explicó el presidente de la CEDU, uno de los principales desafíos es lograr que el crédito hipotecario, actualmente limitado a unidades terminadas y escrituradas, también se extienda a proyectos en etapa de pozo. “Esto es fundamental para volver a poner en marcha el motor de la construcción”, afirmó. “Estamos dialogando con el gobierno nacional, con bancos públicos y privados, para crear instrumentos financieros que acompañen la demanda desde etapas más tempranas”.

Una agenda integral para recuperar rentabilidad
El presidente de la CEDU también hizo hincapié en la necesidad de avanzar en una agenda integral de reformas que permita recomponer la rentabilidad del sector desarrollador, sin descuidar el impacto social de la actividad. “Nosotros somos una actividad privada, con fines de lucro, pero también somos grandes generadores de empleo, dinamizadores de la economía, y proveedores de soluciones habitacionales. No podemos sostenernos si la rentabilidad no se recompone”, advirtió.
Entre los puntos clave de esa agenda mencionó la agilización de los procesos de aprobación de proyectos en los municipios, la simplificación de normativas urbanísticas, y la eliminación de cargas fiscales distorsivas. “Hoy el tiempo que se pierde en trámites y autorizaciones muchas veces destruye un proyecto. Necesitamos reglas más claras y un Estado que acompañe, no que obstaculice”, remarcó.
Además, Tabakman destacó la necesidad de mejorar la articulación entre el sector público y privado, y de promover un ecosistema normativo que incentive la inversión. “Tenemos que dejar de vernos como enemigos y empezar a trabajar más en conjunto. Las soluciones a la crisis habitacional y al déficit de vivienda requieren un esfuerzo colectivo”.
Una nueva cultura de negocios en el real estate
A lo largo de su intervención, Tabakman también abordó aspectos más estratégicos y culturales del negocio inmobiliario en la actualidad. Según explicó, la crisis económica, la volatilidad cambiaria y la transformación tecnológica han provocado una serie de “cambios paradigmáticos” en el rubro, que exigen un cambio de mentalidad.
“El real estate argentino, históricamente, fue conservador. Pero hoy no hay lugar para seguir haciendo lo mismo. Hay que innovar, asumir riesgos calculados, y sobre todo, tener una mirada más sistémica”, planteó. En ese sentido, señaló que conceptos como sostenibilidad, eficiencia energética, construcción industrializada y urbanismo de proximidad están ganando terreno en los nuevos desarrollos. “No son modas. Son demandas reales de un público que cambió y que espera más de nosotros”, afirmó.
También hizo un llamado a fortalecer la profesionalización del sector. “Necesitamos más formación técnica, más gestión profesional, más ética y responsabilidad social empresaria”, dijo. “Hay que construir no solo buenos edificios, sino también buena reputación”.

Puerto Iguazú como escenario de transformación
La elección de Puerto Iguazú como sede del 3° Congreso Inmobiliario Nacional no fue casual. Como puerta de entrada a una de las maravillas naturales más emblemáticas del planeta –las Cataratas del Iguazú–, la ciudad simboliza tanto el potencial turístico como los desafíos de urbanización sostenible que enfrenta la Argentina.
Durante las dos jornadas del congreso, los asistentes participaron de charlas magistrales, mesas de trabajo, paneles temáticos y espacios de networking, donde se discutieron temas como planificación urbana, desarrollo territorial, financiamiento, innovación tecnológica y sostenibilidad.
La participación de Tabakman fue una de las más esperadas del evento, y su exposición generó un amplio interés entre los desarrolladores, corredores, arquitectos, inversores y funcionarios presentes. “Siempre se aprende algo cuando se comparte con colegas, y este tipo de congresos ayudan a construir una mirada común sobre el futuro del sector”, expresó tras su disertación.
Perspectivas a futuro
En el tramo final de su presentación, Tabakman se mostró moderadamente optimista sobre el futuro del sector. “Argentina tiene una enorme demanda insatisfecha de vivienda, y eso es una oportunidad estructural”, afirmó. “El problema es que esa demanda hoy no tiene capacidad de pago, y nosotros no tenemos herramientas para financiarla. El día que logremos cerrar esa brecha, vamos a ver un boom de actividad”.
Concluyó su intervención con un mensaje de compromiso: “Nuestro rol como desarrolladores no es solo construir metros cuadrados. Es generar valor, construir comunidad y contribuir al desarrollo urbano. Y para eso, necesitamos un entorno que nos permita trabajar, invertir y crecer con reglas claras y previsibles”.
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