La escasez de agua es una de las mayores preocupaciones ambientales del siglo XXI. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en tan solo unos años, la mitad de la población mundial vivirá en zonas con escasez de agua, una cifra que alerta no solo a los gobiernos y organismos internacionales, sino también a los sectores industriales con mayor responsabilidad en el consumo de este recurso. Entre ellos, la construcción ocupa un lugar clave, ya que es responsable de aproximadamente el 16% del consumo global de agua.
En este contexto, se vuelve imprescindible repensar cómo se construye y qué alternativas pueden adoptarse para reducir significativamente el uso del agua sin comprometer la calidad ni la seguridad estructural. La transición hacia modelos de construcción sustentable no es solo deseable, sino urgente.

El agua: un recurso limitado y desigualmente distribuido
La UNESCO lo define como «oro azul»: el agua dulce representa apenas el 2,5% del total de agua del planeta, y de esa fracción, más del 70% se encuentra en glaciares o zonas inaccesibles. En otras palabras, solo el 1% del agua del planeta está disponible para consumo humano, agrícola e industrial. A pesar de ello, se desperdicia diariamente en múltiples procesos productivos, y la construcción no es la excepción.
Según el informe conjunto de la OMS y UNICEF (2023), 2.200 millones de personas en el mundo aún carecen de acceso a servicios de agua potable gestionados de manera segura. Frente a esta realidad, resulta evidente que cada gota cuenta, y que los sectores que más consumen deben liderar el cambio.
Construcción tradicional: un modelo que demanda mucha agua
La llamada obra húmeda, es decir, el sistema tradicional de construcción con ladrillos, cemento, cal y morteros, requiere una importante cantidad de agua en todas sus etapas. Desde la fabricación de materiales como el hormigón o el yeso, hasta el fraguado de las mezclas y la limpieza del sitio de obra, el agua interviene constantemente como recurso indispensable.
«Si desde el sector queremos avanzar hacia una construcción sustentable, es necesario que tengamos en cuenta el uso del agua y trabajemos activamente en su reducción», señala Francisco Pedrazzi, presidente del Instituto de la Construcción en Seco (INCOSE). «Con este objetivo en mente, es fundamental buscar una alternativa confiable que nos permita lograrlo», agrega.

Steel Framing: una alternativa que ahorra agua
En este sentido, el sistema Steel Framing surge como una de las soluciones más eficaces para reducir el uso del agua en la construcción. A diferencia de la obra húmeda, el Steel Framing es un sistema en seco, que no requiere agua para el armado de muros, tabiques ni envolventes. Su estructura de perfiles galvanizados se ensambla en seco, y las capas de aislación térmica y acústica se colocan sin mezclas húmedas. Incluso las terminaciones interiores y exteriores pueden realizarse sin necesidad de agua, utilizando placas de yeso y revestimientos livianos.
“El Steel Framing permite llevar adelante una construcción de calidad y eficiencia sin depender del agua como recurso. Podemos reducir prácticamente a cero el consumo de agua en las envolventes del edificio, lo cual representa un cambio sustancial y positivo», afirma Pedrazzi.
Además, este sistema genera menos residuos, requiere menos limpieza posterior, y posibilita una ocupación más rápida de los espacios construidos, ya que no hay necesidad de esperar tiempos de secado.

Más allá de la eficiencia: un compromiso ambiental
La adopción de sistemas constructivos en seco no solo es una cuestión de eficiencia y economía, sino también de responsabilidad ambiental. Cada proyecto construido sin agua contribuye a aliviar la presión sobre fuentes de agua dulce, a menudo sobreexplotadas o contaminadas.
En regiones donde el acceso al agua ya es crítico —como zonas áridas o con estrés hídrico permanente—, este tipo de construcción puede marcar una diferencia concreta, ayudando a preservar el recurso para usos vitales como el consumo humano o la agricultura.
¿El futuro de la construcción?
La situación actual obliga al sector a tomar decisiones urgentes y sustentables. La transición hacia sistemas que no solo ahorren energía sino también agua es inevitable. El Steel Framing representa una de esas soluciones, capaces de responder a los desafíos del presente sin hipotecar los recursos del futuro.
«Este sistema nos permite construir con conciencia, siendo parte activa de un cambio que es necesario. No se trata solo de eficiencia técnica, sino de proteger uno de los bienes más valiosos del planeta«, concluye Pedrazzi.
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