En un contexto marcado por transformaciones económicas, tecnológicas y sociales, el sector de la construcción emerge como un actor central en la transición hacia un paradigma energético más sostenible. En el marco del Día de la Construcción, celebrado el 17 de noviembre, y con la mirada puesta en 2025, se hace evidente la necesidad de implementar estrategias respetuosas con el medio ambiente y soluciones que garanticen la eficiencia energética en cada proyecto.
Según un reciente informe de la Cámara Argentina de la Construcción, el 72% de los proyectos inmobiliarios en el país incorpora elementos de construcción sustentable. Sin embargo, este avance no es suficiente. La urgencia de abordar el impacto energético de las construcciones ineficientes es cada vez más apremiante.
El próximo año se perfila como un punto de inflexión. La eficiencia energética será un factor determinante, no solo para cumplir con normativas medioambientales más estrictas, sino también para optimizar costos y asegurar la competitividad en el mercado. Desde la Asociación Nacional de Industrias de Materiales Aislantes (Andima), expertos como Federico García Zúñiga destacan que la elección de materiales adecuados es importante para enfrentar los desafíos energéticos actuales. “La eficiencia energética no es una opción, sino una necesidad imperante. Con materiales diseñados para este propósito, se mejora la sostenibilidad y la rentabilidad de los proyectos”, afirma.
La aislación térmica eficiente, con materiales como lana de vidrio, poliestireno expandido o poliuretano, ofrece beneficios tangibles: hasta un 70% de ahorro en facturas de gas y luz para climatización y una reducción del 35% en el consumo energético total de un hogar. Este enfoque no solo impacta al usuario final, sino que también alivia la presión sobre el sistema energético nacional, liberando recursos para el desarrollo industrial.
Un cambio de paradigma en la construcción
La evolución del concepto de vivienda refleja las prioridades actuales: climatización eficiente, calidad del aire, sostenibilidad, accesibilidad y conectividad. Para los profesionales de la arquitectura, esto implica un compromiso con prácticas innovadoras y sostenibles que les permita diferenciarse en un mercado en transformación. La construcción de edificios de consumo energético casi nulo, con recuperación de energía y aislación térmica avanzada, no sería posible sin arquitectos comprometidos con este nuevo paradigma.
García Zúñiga enfatiza la importancia de estos profesionales en decisiones que impactarán la economía y el medio ambiente del país durante décadas. Sus elecciones en diseño y materiales determinan el tipo y la cantidad de energía consumida en una vivienda, así como los costos asociados para los usuarios y el Estado.
En un mundo donde las demandas sociales priorizan la preservación del medio ambiente y el uso responsable de los recursos naturales, los arquitectos y constructores que integren estas exigencias estarán mejor posicionados para el futuro. La sostenibilidad no solo es una responsabilidad ética, sino una oportunidad para innovar y liderar en un sector que será crucial para el desarrollo económico y energético del país.
La construcción tiene en sus manos no solo la creación de espacios habitables, sino también el poder de moldear un futuro sostenible, donde la eficiencia energética sea el eje central.