La Federación de Inquilinos Nacional emitió recientemente un comunicado en el que se alertó sobre la creciente crisis habitacional que enfrenta el país, destacando que el impacto de los alquileres sobre los ingresos de las familias argentinas alcanzó niveles históricos. Ante este hecho, en Misiones si bien hay niveles bajos de morosidad en el pago de alquileres se registra un éxodo hacia zonas periféricas en busca de inmuebles más económicos.
El comunicado, respaldado por 16 organizaciones que conforman la Federación de Inquilinos Nacional, denunció un aumento de desalojos judiciales y un creciente número de suspensiones en el pago de alquileres. Esta situación pone en jaque a muchas familias que no pueden seguir afrontando las altas exigencias económicas que representa el alquiler en Argentina. En la provincia de Misiones, la situación es igualmente preocupante. Adrián Torres, presidente de la Asociación de Inquilinos de Misiones, fue consultado sobre el estado de los alquileres en esta región y brindó un panorama poco alentador.
“La situación no cambió desde que se derogó la ley de alquileres”, afirmó Torres, quien explicó que la falta de regulación dejó a los inquilinos en una posición vulnerable. Aunque reconoció que hubo una disminución en la demanda, sostuvo que esto no se debe a una mejora en la oferta o en las condiciones de vida de los inquilinos, sino más bien a que los altos costos forzaron a muchos a buscar alternativas desesperadas.
Entre las alternativas que mencionó Torres, se incluyen el regreso de estudiantes a sus ciudades de origen debido a la imposibilidad de pagar alquileres en la capital provincial, y familias que optaron por el cooperativismo para compartir gastos. Además, algunos inquilinos tuvieron que mudarse a zonas más alejadas del centro de Posadas, buscando precios más accesibles. Ciudades cercanas como Garupá o barrios más periféricos recibieron a muchas de estas familias que, sacrificando su calidad de vida y su comodidad, intentan hacer frente a la crisis.

«No es que el mercado se estabilizó porque apareció una regulación mágica o porque los precios se acomodaron», explicó Torres. «Lo que pasó es que los inquilinos hicieron enormes sacrificios, se endeudaron, y en muchos casos, tuvieron que renunciar a la idea de vivir en condiciones dignas para poder pagar el alquiler». Torres fue tajante al remarcar que los inquilinos están cargando con todo el peso de la crisis habitacional, sin que se hayan implementado medidas concretas para aliviar la situación.
Según datos recientes, alrededor del 60% de los inquilinos en Argentina tienen alguna forma de deuda relacionada con el alquiler, ya sea por atrasos en los pagos o por la necesidad de recurrir a préstamos para cubrir sus obligaciones. Esta realidad también se manifiesta en Misiones, donde, según Torres, muchas personas tuvieron que vender bienes personales o endeudarse para poder mantenerse al día con los alquileres. «Hay gente que tuvo que vender su auto o pedir dinero prestado para pagar el alquiler. El sacrificio es enorme y no parece que haya una solución a la vista», señaló.
Por otro lado, Jorge Ferreira, presidente de la Cámara Inmobiliaria de Misiones, ofreció un análisis distinto sobre la situación del mercado de alquileres en la provincia. En ese sentido afirmó que el mercado en Misiones está estable y que, desde la derogación de la ley de alquileres, la actividad inmobiliaria mejoró notablemente. «Vemos un panorama futuro positivo», aseguró Ferreira, quien destacó que hubo un aumento en la oferta de propiedades para alquilar, lo que permitió que los precios se ajusten de acuerdo con las condiciones del mercado.
Ferreira también destacó que los inquilinos misioneros son «buenos cumplidores», con un nivel de morosidad relativamente bajo en comparación con otras provincias del país. Sin embargo, reconoció que muchos tuvieron que buscar alternativas más económicas, alejándose del centro de la ciudad o alquilando propiedades más pequeñas. «El mercado está regulando los precios de manera natural. Si un propietario pide un precio demasiado alto y no logra alquilar su propiedad en un par de meses, termina bajando el precio», explicó, subrayando que la oferta y la demanda están actuando como reguladores del mercado.
No obstante ambos coinciden en que la situación económica del país sigue siendo compleja y que las perspectivas a corto y mediano plazo son inciertas. Torres, por su parte, expresó su escepticismo sobre las medidas actuales, insistiendo en que los sacrificios que están haciendo los inquilinos no son sostenibles a largo plazo. «Lo que está ocurriendo es una redistribución injusta, donde los sectores más vulnerables cargan con el peso de la crisis mientras que los sectores más poderosos siguen obteniendo beneficios», denunció.
En contraste, Ferreira mostró un optimismo cauteloso sobre el futuro del mercado inmobiliario, señalando que las expectativas de una baja en la inflación y la posibilidad de que se liberen más créditos hipotecarios podrían contribuir a una mejora en el sector. «Si la economía mejora y hay más créditos disponibles, eso beneficiará a todos, tanto a los propietarios como a los inquilinos», concluyó.
La crisis habitacional, lejos de estar solucionada, continúa siendo un problema de primera magnitud en el país, afectando no solo la economía de los inquilinos, sino también su calidad de vida y su estabilidad emocional.