Un análisis reciente realizado por la Fundación Tejido Urbano, basado en datos de la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco) y la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC, señaló que el déficit habitacional en Argentina alcanza a 3,24 millones de hogares. Sin embargo, este número podría ser aún mayor si se consideraran las viviendas con carencias estructurales, pero recuperables.
Según Fernando Álvarez de Celis, director ejecutivo de la Fundación, el déficit podría superar las cinco millones de viviendas si se incluyeran las que requieren rehabilitación. Este panorama refleja una problemática estructural que combina la falta de viviendas con la baja calidad de las existentes.
El hacinamiento, las deficiencias en la infraestructura y la falta de servicios básicos afectan especialmente a los sectores más vulnerables, tanto en zonas urbanas como rurales. En las ciudades, el problema radica en la calidad de las viviendas, donde materiales precarios y una cobertura insuficiente de servicios como agua potable, electricidad y gas son comunes.
En las áreas rurales, la falta de infraestructura básica es el principal desafío. Álvarez de Celis explicó que el crecimiento desordenado de las ciudades y la falta de expansión de las redes de servicios públicos agravan la situación. “Las empresas de servicios no están expandiendo las redes al ritmo necesario, dejando a muchas familias sin acceso a agua corriente o sistemas de alcantarillado”, destacó.
Comparación regional
El déficit habitacional no es exclusivo de Argentina. Según un informe de la Unión Interamericana para la Vivienda (Uniapravi), América Latina y el Caribe acumulan 69,5 millones de viviendas con carencias. Brasil y México tienen los mayores volúmenes absolutos, mientras que en Bolivia y El Salvador predomina un déficit cualitativo severo. Chile, por su parte, reporta 1,82 millones de viviendas deficitarias, con un 69,59% de las mismas en categoría cualitativa.

Soluciones necesarias
Resolver la crisis habitacional en Argentina requiere un enfoque integral que combine la construcción de nuevas viviendas con la mejora de las existentes. Desde el Gobierno y los bancos se promueven créditos hipotecarios y políticas de desarrollo, aunque muchas familias no logran acceder por falta de ingresos o ahorros.
“El Estado debe garantizar la inversión en infraestructura básica, especialmente en barrios vulnerables y áreas rurales”, afirmó Álvarez de Celis. También propuso financiar redes a largo plazo e incluir parte de los costos en las tarifas, junto con un mayor aporte de fondos específicos para estos sectores.
La reducción del hacinamiento, la ampliación de viviendas y la redistribución del espacio en comunidades vulnerables también forman parte de las soluciones. Estas iniciativas deben complementarse con políticas de regulación del suelo urbano y el fortalecimiento de los servicios públicos.

Un problema de fondo
El déficit habitacional en Argentina no solo afecta las condiciones de vida de millones de personas, sino que también evidencia la necesidad de una planificación urbana más inclusiva y sostenible.
“Sin una estrategia clara y una regulación efectiva, el déficit seguirá aumentando”, advirtió Álvarez de Celis, quien subrayó la importancia de invertir en infraestructura, implementar políticas inclusivas y mejorar la calidad de las viviendas existentes para revertir esta crisis.