Diseño Biofílico: la naturaleza como clave para espacios más saludables y productivos

En un mundo cada vez más urbanizado y tecnológicamente saturado, el ser humano busca formas de reconectar con su esencia natural. En este contexto ha cobrado fuerza el diseño biofílico, una corriente arquitectónica y de diseño interior que promueve la integración de elementos naturales en los espacios construidos. Esta tendencia, lejos de ser una moda pasajera, se presenta como una herramienta poderosa para mejorar la salud, el bienestar y la productividad en hogares, oficinas, hospitales y escuelas.

El término “biofilia” fue introducido por el psicólogo Erich Fromm, pero fue el biólogo de Harvard Edward O. Wilson quien lo popularizó en 1984. Según Wilson, los seres humanos tienen una necesidad innata de conectarse con la naturaleza. Esta necesidad se explica, en parte, porque más del 99% de la historia de la humanidad se desarrolló en entornos naturales, mientras que solo el 1% ha transcurrido en ambientes urbanos artificiales, tal como los conocemos hoy. Este drástico cambio ha tenido un impacto considerable en nuestra salud física y mental.

¿Qué es el diseño biofílico?

El diseño biofílico busca reproducir elementos de la naturaleza en la arquitectura y el diseño interior, creando entornos que evocan los paisajes naturales en los que evolucionó nuestra especie. Esto se logra mediante el uso de plantas, luz natural, materiales orgánicos, ventilación cruzada, presencia de agua, texturas, aromas, y otros recursos que emulan la experiencia de estar al aire libre.

Aunque suene novedoso, el diseño biofílico no es un concepto nuevo. Muchas civilizaciones antiguas, como los mayas, egipcios o griegos, construyeron sus hábitats inspirados en la naturaleza. Sin embargo, su aplicación contemporánea se ha hecho más urgente debido al aumento de los entornos urbanos desprovistos de estímulos naturales.

Los 14 patrones del diseño biofílico

La práctica moderna del diseño biofílico se estructura en torno a 14 patrones desarrollados por Terrapin Bright Green, que se dividen en tres grupos principales:

  1. Conexiones directas con la naturaleza, como el uso de plantas, luz solar, agua o sonidos naturales.
  2. Conexiones indirectas, como materiales y formas inspiradas en la naturaleza.
  3. Condiciones espaciales naturales, como el diseño de espacios que evocan sensaciones de refugio, misterio, o vistas panorámicas.

Algunos ejemplos incluyen la visión de jardines a través de las ventanas, el uso de madera o piedra natural, imágenes de paisajes, o el diseño de espacios que estimulen el movimiento del aire.

Diseño biofílico

Beneficios comprobados

Los beneficios del diseño biofílico están ampliamente documentados por investigaciones científicas. Diversos estudios han demostrado que la presencia de elementos naturales reduce el estrés, mejora la concentración, estimula la creatividad y acelera los procesos de recuperación en ambientes hospitalarios. Además, mejora la calidad del aire, reduce el ausentismo laboral y aumenta la satisfacción de los empleados.

Un ejemplo notable es la investigación realizada por la NASA en 1989, en la que se evaluó cómo ciertas plantas de interior podían eliminar compuestos tóxicos del aire en espacios cerrados. De ese estudio surgió una lista de especies altamente eficaces para mejorar la calidad del aire, como el potus, el ficus o la palma areca.

Aplicaciones en oficinas y empresas

La necesidad del diseño biofílico es especialmente evidente en los espacios de trabajo. Según la encuesta internacional Leesman de 2017, el 57% de los empleados afirmó que su entorno laboral afecta negativamente a su productividad. Frente a este panorama, las oficinas que incorporan naturaleza y diseño biofílico han demostrado una mejora significativa en el rendimiento de los trabajadores, su estado de ánimo y su nivel de compromiso.

Más allá de colocar unas cuantas macetas, el diseño biofílico en oficinas implica una planificación integral: control de la luz natural, incorporación de jardines verticales, distribución flexible del espacio, y acceso a vistas exteriores. Estas intervenciones permiten crear entornos más humanos, donde las personas puedan concentrarse, colaborar y sentirse valoradas.

Hacia una arquitectura más humana

El diseño biofílico no solo trata de estética o decoración, sino de salud pública y sostenibilidad. En un contexto donde las enfermedades relacionadas con el estrés, el sedentarismo y la contaminación del aire están en aumento, los espacios construidos deben convertirse en aliados del bienestar.

Por eso, cada vez más arquitectos, diseñadores y responsables de recursos humanos están incorporando este enfoque en sus proyectos. Desde hospitales con jardines terapéuticos, hasta escuelas con patios naturales y oficinas con techos verdes, el diseño biofílico se perfila como una respuesta eficaz a muchos de los desafíos de la vida urbana moderna.

En definitiva, reconectar con la naturaleza no es solo una cuestión emocional o filosófica: es una necesidad fisiológica. Y el diseño biofílico nos ofrece una vía práctica y transformadora para volver a ese equilibrio perdido.

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