La construcción consolida su recuperación: cuatro meses consecutivos de mejora en la actividad y expectativas positivas tras la pandemia

La Cámara Argentina de la Construcción (CAMARCO) elaboró un nuevo estudio para analizar el impacto de la pandemia y las medidas implementadas por el Estado en la industria de la construcción. Los resultados muestran que el sector logró sostener su ritmo de recuperación durante febrero, consolidándose como uno de los motores más dinámicos de la economía nacional.

El informe, basado en una encuesta realizada entre el 12 y el 28 de febrero de 2021, refleja un escenario de mejora sostenida en la actividad, con expectativas empresariales que llevan cuatro meses consecutivos en alza. Este crecimiento no sólo marca una recuperación respecto de los meses más críticos de la pandemia, sino también una tendencia de fortalecimiento en la confianza de las compañías constructoras.

Nivel de actividad: estabilidad y reactivación

De acuerdo con los resultados del estudio, el 69% de las obras con contrato vigente al 31 de enero de 2021 se encontraba en desarrollo normal, lo que indica un nivel de actividad estable y superior al registrado durante los meses más afectados por las restricciones sanitarias.

Además, el 15% de las obras se encontraba en etapa de recepción provisoria, es decir, en sus fases finales, mientras que un 7% estaban demoradas y otro 7% permanecían paralizadas. Si bien aún existen proyectos detenidos, la proporción de obras con avance normal evidencia un proceso de recuperación progresiva dentro del sector.

La CAMARCO señala que esta tendencia es similar a la observada en la encuesta anterior, lo que sugiere que el nivel de estabilidad alcanzado se mantiene en el tiempo, con indicadores que permiten proyectar un crecimiento moderado pero sostenido.

Reactivación de licitaciones y adjudicaciones

En enero de 2021, el 58% de las empresas participantes presentó presupuestos u ofertas para obras públicas, mientras que el 40% lo hizo para obras privadas. Estos datos confirman que el mercado de la construcción se mantiene activo tanto en el ámbito estatal como en el privado, aunque con diferentes niveles de adjudicación.

Solo el 23% de las firmas logró obtener la adjudicación de una obra privada y el 18% de una obra pública durante ese período. Si bien esto representa una leve baja respecto del mes anterior, los porcentajes reflejan una continuidad en los procesos licitatorios, aspecto esencial para sostener el flujo de trabajo en el sector.

La participación simultánea en licitaciones públicas y privadas también muestra la diversificación de la cartera de proyectos de las constructoras, un factor que contribuye a reducir la dependencia de un solo tipo de inversión y a mantener el empleo en diferentes segmentos de la industria.

Situación del empleo y suspensiones

El informe de CAMARCO destaca además los indicadores vinculados al empleo, una variable determinante en el comportamiento del sector. En enero de 2021, el 10% de las empresas tuvo personal suspendido bajo convenio UOCRA, mientras que el 6% de las compañías informó suspensiones de trabajadores regidos por la Ley 20.744.

Estos valores se mantienen en niveles similares a los del mes anterior, lo que indica una estabilización del mercado laboral tras el fuerte impacto de la pandemia. La proporción relativamente baja de suspensiones en comparación con los meses de mayor inactividad durante 2020 muestra que la mayoría de las empresas logró recomponer su ritmo de trabajo y retener a sus empleados.

La construcción, históricamente reconocida como un sector intensivo en mano de obra, desempeña un papel clave en la recuperación del empleo formal en el país. Cada punto de aumento en la actividad se traduce en la reincorporación de trabajadores, técnicos y profesionales, lo que amplifica el efecto multiplicador sobre otras ramas vinculadas —como la industria del cemento, el acero, los plásticos y la logística—.

Expectativas empresariales: optimismo en aumento

Uno de los datos más relevantes del estudio de CAMARCO es el crecimiento sostenido de las expectativas empresariales. Durante febrero, el 45% de las empresas encuestadas esperaba que la actividad aumente en los siguientes tres meses, mientras que el 29% estimaba que se mantendría en los mismos niveles y sólo el 11% anticipaba una posible disminución.

Este panorama marca cuatro meses consecutivos de mejora en las proyecciones del sector, un hecho que no se registraba desde antes de la crisis sanitaria. La recuperación de la confianza empresarial es un indicador fundamental, ya que suele anticipar decisiones de inversión, ampliación de proyectos y contratación de personal.

El optimismo moderado de las empresas también se asocia con la percepción de mayor estabilidad macroeconómica y con la implementación de programas públicos orientados a reactivar la construcción, como la inversión en infraestructura vial, vivienda social y obras de saneamiento.

Evaluación de las políticas públicas

El informe de la Cámara Argentina de la Construcción incluyó además una evaluación de las medidas implementadas por el Estado para promover la actividad del sector. Los resultados muestran un cambio de tendencia positivo en la valoración de los empresarios.

Según el relevamiento, el 30% de las empresas consideró que las políticas aplicadas son buenas o muy buenas, el 40% las calificó como regulares y el 22% las evaluó como malas. Si bien las opiniones siguen siendo diversas, este balance representa la primera evaluación netamente positiva en nueve meses, lo que demuestra una mejor percepción general del marco de políticas públicas.

Entre los factores que podrían haber influido en esta mejora se encuentran la continuidad de los programas de obra pública, los incentivos al crédito hipotecario para vivienda, y la estabilidad de los precios relativos de materiales en comparación con períodos previos. La articulación entre el sector público y el privado aparece como un eje central para sostener el ritmo de recuperación observado.

Impacto de la pandemia y respuesta del sector

El estudio de CAMARCO también hace foco en los efectos de la pandemia sobre la industria de la construcción, uno de los rubros más golpeados durante los meses de mayores restricciones. Las obras paralizadas, los retrasos en la cadena de suministro y las dificultades para mantener el empleo marcaron un escenario crítico en 2020.

Sin embargo, la reanudación progresiva de los proyectos y la implementación de protocolos sanitarios permitieron restablecer la actividad de manera segura. A medida que las condiciones epidemiológicas mejoraron, las empresas comenzaron a retomar obras detenidas y a presentarse a nuevas licitaciones, lo que reactivó la dinámica productiva.

El avance de la vacunación y la apertura gradual de la economía también contribuyeron a normalizar los flujos de trabajo y a restablecer la confianza de los inversores. De esta forma, el sector logró no solo recuperarse del impacto inicial, sino también adaptarse a un nuevo modelo de funcionamiento, más flexible y enfocado en la eficiencia operativa.

La construcción como motor de reactivación económica

Históricamente, la construcción ha sido un termómetro de la economía argentina. Cuando el sector crece, arrastra consigo a una amplia red de industrias proveedoras y genera empleo directo e indirecto en todo el país. Por ello, la mejora sostenida observada en los últimos meses representa una señal alentadora para el conjunto de la economía.

El incremento en la inversión pública y privada en infraestructura, vivienda y urbanización tiene un efecto multiplicador en el producto bruto interno (PBI) y en la generación de empleo. Además, la construcción es uno de los sectores que más rápidamente responde a los estímulos económicos, por lo que su expansión temprana suele anticipar fases de recuperación generalizada.

La estabilización de los precios de los materiales, la disponibilidad de financiamiento y la continuidad de los programas estatales orientados a la obra pública son condiciones esenciales para consolidar esta tendencia.

Obras públicas y privadas: dos motores complementarios

El informe de CAMARCO evidencia la importancia de mantener el equilibrio entre las inversiones públicas y privadas. Mientras que las obras estatales —como rutas, escuelas, hospitales y redes de servicios— aseguran un flujo de trabajo estable para las empresas constructoras, las obras privadas impulsan la innovación, la competencia y la generación de empleo en los ámbitos urbanos.

El hecho de que más de la mitad de las empresas haya presentado ofertas para proyectos públicos indica la relevancia del rol del Estado como dinamizador del sector, especialmente en contextos de desaceleración económica. Al mismo tiempo, la participación del 40% de las compañías en obras privadas sugiere que el mercado también comienza a recomponerse, acompañando la recuperación del consumo y de la inversión inmobiliaria.

La interacción entre ambos segmentos permite sostener el empleo y evitar los ciclos abruptos de expansión y contracción que históricamente caracterizaron a la industria.

Estabilidad laboral y perspectivas de crecimiento

El mantenimiento de los niveles de empleo y la baja proporción de suspensiones son señales de resiliencia del mercado laboral en la construcción. La estabilización de las plantillas de trabajadores representa un paso fundamental para asegurar la continuidad operativa de las obras y la calidad en la ejecución de los proyectos.

Si las expectativas empresariales positivas se traducen en nuevas adjudicaciones durante los próximos meses, es probable que se genere un incremento en la demanda de empleo formal. Esto beneficiará no sólo a los obreros y técnicos especializados, sino también a toda la cadena de valor, que incluye proveedores de insumos, transportistas, ingenieros y profesionales de obra.

La formación de mano de obra calificada será otro desafío clave para acompañar el crecimiento. A medida que el sector se reactive, la necesidad de contar con personal capacitado en nuevas tecnologías constructivas y en prácticas seguras se volverá cada vez más relevante.

Recuperación sostenida y desafíos pendientes

Aunque el informe de CAMARCO confirma un panorama alentador, también pone de manifiesto que la recuperación aún enfrenta desafíos. La volatilidad económica, las variaciones en los costos de materiales, la disponibilidad de financiamiento y la actualización de los marcos normativos son factores que pueden influir en el ritmo de crecimiento del sector.

A pesar de ello, la tendencia general muestra una consolidación de la actividad y una recuperación de la confianza empresarial. El hecho de que las expectativas positivas se mantengan por cuarto mes consecutivo indica que el sector se encuentra en una fase de expansión sostenida, impulsada tanto por la obra pública como por la inversión privada.

El desafío de los próximos meses será transformar este repunte en un crecimiento estructural, apoyado en la planificación a largo plazo, la estabilidad macroeconómica y la articulación público-privada.

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