La actividad económica volvió a mostrar signos de retroceso en julio, con caídas tanto en la industria manufacturera como en la construcción. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), ambos sectores reflejaron la contracción de la demanda interna en un contexto de volatilidad económica, suba de tasas de interés y estancamiento de los salarios reales.
El panorama general confirma una desaceleración que se extiende más allá de un solo mes y que pone en evidencia la fragilidad estructural de la economía. Mientras el consumo se mantiene en niveles débiles, la producción manufacturera y la construcción registran números que anticipan un segundo semestre marcado por la inestabilidad.

Una industria en retroceso
En julio de 2025, el Índice de Producción Industrial manufacturero (IPI) retrocedió un 2,3% en la comparación mensual desestacionalizada. El nivel de producción quedó así 4,3% por debajo del valor de diciembre de 2024 y se ubicó en el segundo nivel más bajo de los últimos doce meses, solo por encima de marzo.
La comparación interanual también fue negativa: la industria cayó un 1,1% respecto de julio de 2024, registrando la primera baja en nueve meses.
El retroceso se dio de manera generalizada, con nueve de las 16 divisiones industriales en terreno negativo. Entre las ramas con mayor caída interanual destacan:
- Prendas de vestir, cuero y calzado: -10,7%
- Productos textiles: -10,1%
- Productos de metal: -8,5%
- Vehículos automotores, carrocerías, remolques y autopartes: -4,8%
- Maquinaria y equipo: -4,7%
- Alimentos y bebidas: -3%
- Industrias metálicas básicas: -2%
- Productos de caucho y plástico: -0,2%
- Sustancias y productos químicos: -2%
La magnitud de las bajas en sectores como el textil, la indumentaria y el calzado reflejan de manera directa la retracción del consumo masivo. También resalta la contracción en ramas vinculadas a la producción de bienes de capital y a la industria automotriz, claves para el nivel de inversión.
No obstante, hubo divisiones que compensaron parcialmente el resultado general con fuertes subas interanuales. Entre ellas se destacan:
- Otros equipos, aparatos e instrumentos: +15,9%
- Muebles y colchones y otras manufactureras: +12,3%
- Otro equipo de transporte: +12,2%
- Productos minerales no metálicos: +9,1%
- Madera, papel, edición e impresión: +6,8%
- Productos de tabaco: +2,9%
- Refinación de petróleo, coque y combustible nuclear: +2,8%
Estas subas muestran que algunos nichos industriales logran sostenerse, sobre todo aquellos menos dependientes de la dinámica del mercado interno o con inserción en cadenas de exportación. Sin embargo, no alcanzaron para revertir la tendencia general.

La construcción también en baja
El Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC) mostró en julio una baja del 1,8% respecto de junio.
La lectura del comportamiento de los insumos refleja un escenario dispar. En la comparación interanual, hubo subas significativas en algunos productos clave, lo que indica cierto dinamismo en obras privadas o públicas de envergadura. Entre los incrementos más notorios figuran:
- Mosaicos graníticos y calcáreos: +36,1%
- Artículos sanitarios de cerámica: +31,8%
- Asfalto: +31,7%
- Hormigón elaborado: +19,2%
- Hierro redondo y aceros para la construcción: +9,8%
- Pisos y revestimientos cerámicos: +9%
- Pinturas para construcción: +3,5%
- Resto de insumos (grifería, tubos de acero sin costura y vidrio): +7,5%
Sin embargo, también se observaron descensos marcados:
- Cales: -9,4%
- Ladrillos huecos: -9,3%
- Yeso: -7,3%
- Cemento portland: -2,8%
- Placas de yeso: -1,1%
La disparidad en la demanda de insumos refleja una construcción fragmentada. Mientras ciertos rubros muestran repuntes, posiblemente vinculados a proyectos específicos, otros retroceden por la baja en las obras de menor escala o por la retracción del mercado inmobiliario.
Empleo en el sector
Los datos de empleo también confirman la fragilidad del panorama. En junio de 2025, los puestos de trabajo registrados en la construcción privada crecieron un 4,8% en la comparación interanual. Sin embargo, el acumulado de enero a junio arrojó una baja de 0,9%.
Esto muestra que, aunque hubo ciertos repuntes puntuales, no alcanzan para consolidar una recuperación sostenida en la generación de empleo.
Factores estructurales y monetarios
La caída de la actividad industrial y de la construcción no puede analizarse de manera aislada. El retroceso responde a un conjunto de factores que se combinan y agravan mutuamente.
Entre los más relevantes se encuentran:
- Estancamiento de los salarios reales, que limita la capacidad de consumo de los hogares.
- Apertura comercial, que incrementa la competencia externa sobre la producción local.
- Suba de tasas de interés, implementada por el ministro de Economía, Luis Caputo, para contener la volatilidad cambiaria.
El aumento del costo del crédito encarece el financiamiento tanto para las familias como para las empresas, frenando el consumo y la inversión.
De acuerdo con la consultora Empiria, la salida del esquema de Lefis duplicó el costo de los adelantos para las compañías, lo que se traduce en mayores dificultades de financiamiento y en un freno a la actividad productiva.
Impacto regional: el caso bonaerense
El índice PulsoPBA del Banco Provincia registró que la actividad económica en territorio bonaerense acumuló en agosto una caída del 1,4%. El dato confirma la tendencia de retroceso en una de las jurisdicciones con mayor peso industrial del país.
La baja en la provincia de Buenos Aires resulta relevante porque allí se concentran ramas como la automotriz, la metalmecánica y la producción de alimentos y bebidas, todas con incidencia directa en el empleo y en la cadena de proveedores.
Una economía en transición
La contracción industrial y de la construcción registrada en julio expone los límites de la estrategia económica vigente. Si bien la suba de tasas apunta a controlar la volatilidad cambiaria, también genera efectos contractivos sobre sectores que dependen del financiamiento.
La industria enfrenta una doble presión: la falta de demanda interna y la pérdida de competitividad frente a importaciones más baratas. La construcción, en tanto, queda sujeta a la dinámica de la inversión privada y pública, ambas condicionadas por la incertidumbre macroeconómica.
Perspectivas
Los datos de julio se leen como una señal de advertencia para el segundo semestre de 2025. La primera caída interanual de la industria en nueve meses marca un punto de inflexión en la tendencia de la actividad.
El deterioro no solo impacta en términos de producción, sino también en empleo, consumo y recaudación fiscal. En este escenario, la combinación de restricciones financieras y demanda debilitada se traduce en un riesgo de contracción más profunda.
La trayectoria de los próximos meses dependerá, en gran medida, de la evolución de la política monetaria, de la capacidad del mercado laboral para sostener niveles de ingreso y de la eventual recuperación del crédito.
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