En el barrio Itaembé Guazú, la start-up climate tech MACOMA y el Instituto Provincial de Desarrollo Habitacional (IPRODHA) realizarán un proyecto único en la región: la primera “Isla de Techos Fríos” de Latinoamérica. Este ambicioso plan busca reducir las temperaturas urbanas, combatir el calentamiento global y compensar más de 250.000 toneladas de CO2, sin costo para la provincia, gracias a la venta de bonos de carbono y una alianza clave con la Fundación Scholas. El proyecto beneficiará a 10 mil viviendas.
En una era marcada por los impactos crecientes del cambio climático, el proyecto de MACOMA e IPRODHA representa una respuesta innovadora y efectiva para mitigar el efecto isla de calor urbano. Jerónimo Peralta, gerente general de MACOMA Argentina, describió cómo nació esta idea: “Surgió como una forma de unificar fuerzas para generar un impacto positivo en el planeta,” explicó. “Este proyecto se inspiró en el barrio Itaembé Guazú, donde predominan casas con techos de chapa, y lo tomamos como un lugar ideal para implementar esta primera prueba piloto.”
La propuesta se centra en la aplicación de nanotecnología en techos fríos, una pintura atérmica que puede reducir la temperatura superficial entre 8 y 10 grados. Además de los beneficios inmediatos para los residentes, esta tecnología tiene el potencial de disminuir el consumo energético al reducir la necesidad de sistemas de climatización.

El proyecto prevé un impacto directo en más de 10.000 viviendas, beneficiando a unos 50.000 residentes del barrio Itaembé Guazú. Más allá de las mejoras en calidad de vida, los resultados ambientales son de gran importancia. “Al unificar una gran cantidad de casas con techos fríos en un área concentrada, compensaremos más de 250.000 toneladas de CO2,” señaló Peralta. Este logro se financia mediante la venta de bonos de carbono en el mercado voluntario, lo que garantiza que la provincia no incurra en costos adicionales.

Tecnología al servicio del medio ambiente
El producto clave es una pintura atérmica y ecológica desarrollada en Misiones, utilizando nanotecnología para maximizar la eficiencia y minimizar el impacto ambiental. “Nuestra pintura compensa el CO2: cada 100 metros cuadrados pintados equivalen a una hectárea de bosque o 800 árboles de copa media,” explicó. Además, el producto es antimohos, impermeabilizante y libre de químicos contaminantes, lo que lo convierte en una opción sostenible tanto para el planeta como para la salud humana.
Los estudios realizados en colaboración con el CONICET y organizaciones internacionales, como el Cool Roof Rating Council, respaldan la eficacia de este producto. “Hemos obtenido índices de reflectancia solar de hasta 100, lo que confirma su eficiencia en la reducción del calor,” afirmó el ejecutivo.
El éxito del proyecto en Itaembé Guazú podría marcar el comienzo de una serie de iniciativas similares en otras regiones. “Nuestro objetivo es replicar este modelo en Paraguay, México, Brasil y otras áreas que requieran soluciones sostenibles para el calentamiento urbano,” adelantó Peralta. Sin embargo, reconoció que el mayor desafío radica en obtener financiamiento para proyectos de gran escala, un esfuerzo que MACOMA está dispuesta a liderar.
El trabajo con la Fundación Scholas también juega un papel fundamental en la expansión del alcance del proyecto. “A través de esta alianza, buscamos no solo mitigar el impacto ambiental, sino también promover la educación y la concienciación sobre la crisis climática,” destacó.
El proyecto no solo tiene implicancias ambientales y sociales, sino también un profundo significado para la región. “Fabricamos todos nuestros productos en Misiones. Nos llena de orgullo saber que desde aquí estamos liderando un cambio significativo,” afirmó Peralta. Este compromiso con la producción local también se refleja en la generación de empleo y el fortalecimiento de la economía regional.
En ese sentido señaló que la “Isla de Techos Fríos” de Itaembé Guazú es un ejemplo de cómo la tecnología, las alianzas estratégicas y el compromiso local pueden converger para enfrentar este desafío. “Nuestra misión es llevar el bosque a la ciudad, transformar el paisaje urbano y demostrar que las soluciones sostenibles son posibles,” concluyó Peralta.