La construcción repunta en abril: señales de reactivación tras el freno económico de marzo

Tras un marzo marcado por la incertidumbre macroeconómica y la retracción de la inversión, los indicadores de abril mostraron un giro positivo. La construcción recuperó terreno con un crecimiento mensual del 5,1%, impulsada por recomposición de expectativas, mejoras en la disponibilidad de insumos y un incipiente retorno de la obra pública.

En un escenario económico complejo, marcado por la alta inflación, la volatilidad cambiaria y la renegociación de acuerdos con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la industria de la construcción mostró en abril señales claras de recuperación, tras haber registrado una caída significativa en marzo. Según los datos oficiales publicados este lunes por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), la actividad constructiva escaló 5,1% en términos desestacionalizados respecto al mes anterior, superando ampliamente la contracción de 3,6% registrada en marzo.

El dato no solo marca un repunte mensual, sino que también refleja un alza interanual del 25,9%, un salto significativo que, si bien se explica en parte por una base de comparación baja en abril de 2024, también pone en evidencia que el sector está comenzando a mostrar resiliencia ante las tensiones del contexto macroeconómico.

La construcción no está sola en esta tendencia. La industria manufacturera también se recuperó, con un crecimiento mensual del 2,2% y una suba interanual del 8,5%. Sin embargo, mientras que la producción fabril mantiene una trayectoria más moderada y dispersa según sectores, la construcción parece beneficiarse de factores específicos que están catalizando su recuperación: la reapertura de licitaciones de infraestructura, el avance de obras privadas que habían sido paralizadas y una leve mejora en el acceso a materiales importados.

Tras tres meses de recuperación, la venta de insumos para la construcción volvió a caer con fuerza en mayo
La construcción repunta en abril: señales de reactivación tras el freno económico de marzo

El impacto de marzo: un mes de incertidumbre y parálisis

Para comprender el significado del rebote de abril, es necesario contextualizar el escenario que atravesó la economía argentina en marzo. Ese mes estuvo atravesado por una combinación de factores que afectaron la actividad en distintos frentes: expectativas cruzadas ante la negociación del acuerdo con el FMI, tensiones en el mercado de cambios y un freno en el flujo de fondos tanto públicos como privados.

La construcción fue una de las actividades más afectadas por ese clima de incertidumbre. Según datos sectoriales, múltiples proyectos privados quedaron suspendidos o ralentizados, mientras que las obras públicas en ejecución registraron demoras en los desembolsos.

“El mes de marzo fue muy complicado. Hubo un parate generalizado en los proyectos medianos y chicos, sobre todo en el interior del país. Las constructoras estaban expectantes ante el posible ajuste fiscal y los cambios en los mecanismos de contratación de obra pública”, explicó a este medio Daniel Pasarella, presidente de la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco).

La recuperación de abril: señales de reactivación desde el sector privado

A diferencia de marzo, abril trajo algo de claridad. La confirmación de la continuidad de programas clave de infraestructura, la paulatina liberación de dólares para la importación de materiales, y el regreso de algunas licitaciones públicas, configuraron un escenario más predecible. Además, algunos fondos privados, que habían postergado decisiones de inversión, comenzaron a destrabarse.

“En abril se empezaron a mover los expedientes en organismos nacionales y provinciales. También vimos un incremento en la venta de insumos clave como cemento, hierro y ladrillos cerámicos. Esto es una señal de que el mercado está saliendo del letargo”, agregó Pasarella.

Según el informe del Indec, entre los insumos para la construcción que mostraron variaciones mensuales positivas, se destacan:

  • Cemento portland: +7,2%
  • Asfalto: +10,1%
  • Ladrillos huecos: +6,9%
  • Hierro redondo y aceros para la construcción: +4,7%
  • Hormigón elaborado: +5,5%

El único insumo que presentó una leve caída en abril fue el yeso (-1,2%), aunque desde el sector explican que esto puede deberse a ajustes logísticos y no a un freno estructural.

¿Recuperación sostenida o rebote técnico?

Aunque los datos de abril son alentadores, los analistas advierten que es necesario observar con cautela. El crecimiento mensual podría responder parcialmente a un efecto rebote, tras la fuerte caída de marzo, más que a una reactivación consolidada.

“Es un buen dato, pero no necesariamente marca una tendencia. Abril tuvo un clima más benigno para el sector, pero todavía hay mucha volatilidad. El desafío es mantener este nivel de actividad y consolidarlo en los próximos meses”, señala María Florencia Rizzo, economista especializada en desarrollo urbano.

Para ello, será fundamental que la obra pública mantenga cierto dinamismo, y que el sector privado encuentre condiciones estables para planificar inversiones. Rizzo advierte que uno de los factores de mayor riesgo sigue siendo la inflación: “Los presupuestos pierden valor muy rápidamente, lo que dificulta cerrar contratos y sostener obras a largo plazo”.

La obra pública: entre ajustes y continuidad selectiva

Uno de los motores tradicionales del sector de la construcción ha sido históricamente la obra pública. Sin embargo, el año 2025 comenzó con recortes y auditorías sobre los proyectos en ejecución, en el marco de una política nacional de ajuste fiscal.

No obstante, en abril algunos proyectos de infraestructura clave comenzaron a reactivarse, en especial aquellos vinculados al transporte, la energía y el saneamiento básico. Según fuentes del Ministerio de Obras Públicas, el Gobierno decidió priorizar aquellas obras con mayor impacto económico y social, mientras revisa otras con menor grado de avance.

“El Gobierno está siendo más selectivo, pero eso no significa que la obra pública esté paralizada. Al contrario, se está poniendo foco en terminar lo que se empezó y en asegurar el financiamiento de obras estratégicas”, sostuvo un funcionario del área bajo reserva.

En ese marco, se confirmaron avances en proyectos como:

  • La ampliación de la red de gasoductos en el norte del país.
  • Obras de infraestructura hídrica en el Litoral.
  • Proyectos de viviendas sociales financiados por el Fondo Nacional de la Vivienda (FONAVI).

Inversión privada y desarrollos inmobiliarios

Del lado del sector privado, también se observaron signos de recuperación. En ciudades como Córdoba, Rosario, Mendoza y parte del Gran Buenos Aires, comenzaron a reactivarse desarrollos inmobiliarios que habían sido suspendidos en el primer trimestre del año.

La mejora en la relación dólar-peso, junto con promociones impulsadas por constructoras y desarrolladoras, incentivó nuevamente la demanda de unidades en pozo y proyectos de inversión inmobiliaria.

“El ladrillo volvió a ser refugio para muchos ahorristas. Hoy, con tasas reales negativas y un mercado financiero volátil, invertir en construcción es una opción razonable, sobre todo para quienes tienen dólares guardados”, afirmó Martín Colombo, desarrollador y CEO de Constructiva SA.

Según Colombo, una tendencia en alza es la construcción de unidades chicas, entre 30 y 60 m², pensadas como activos de renta temporaria o permanente. “Se buscan proyectos eficientes, con buena ubicación y bajo costo operativo. No es un boom, pero sí una reactivación sostenida”, precisó.

Expectativas para el resto del año

Con estos datos en la mano, las expectativas para lo que resta del 2025 son moderadamente optimistas. La mayoría de los actores del sector coinciden en que la actividad podría estabilizarse en un sendero positivo si se mantienen ciertas condiciones macroeconómicas mínimas: control de la inflación, estabilidad cambiaria y cumplimiento de compromisos fiscales.

Desde la Cámara Argentina de la Construcción estiman que el sector podría cerrar el año con un crecimiento del 5 al 7% interanual, siempre que no se profundicen los conflictos financieros o políticos.

Además, un factor clave será el comportamiento del tipo de cambio, ya que muchos insumos dependen de la importación o están dolarizados, lo que impacta directamente en los costos de obra.

Por su parte, el Gobierno nacional apuesta a sostener el repunte con nuevas líneas de crédito para la construcción de vivienda y la remodelación de espacios urbanos, así como con acuerdos público-privados para acelerar obras de infraestructura.

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Señales de reactivación con cautela

El crecimiento de la construcción en abril representa un dato positivo en medio de un contexto económico desafiante. La combinación de factores internos —como la recuperación de obras paralizadas y la recomposición de expectativas— y externos —como la mejora en las condiciones financieras— permitió revertir el freno de marzo y proyectar un segundo trimestre con mayor actividad.

Sin embargo, la consolidación de esta tendencia dependerá de múltiples variables: estabilidad macroeconómica, continuidad de la obra pública, incentivos al crédito y confianza del sector privado.

La construcción es un termómetro clave de la economía real. Su dinamismo no solo genera empleo directo —más de 430 mil puestos registrados según los últimos datos del Ministerio de Trabajo—, sino que tracciona una cadena de valor que incluye más de 120 sectores industriales.

Por eso, más allá de las cifras, la reactivación del sector en abril es una señal de esperanza para un país que necesita reconstruir sus bases productivas con mirada de largo plazo y políticas sostenidas.

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