En las últimas semanas, las desarrolladoras inmobiliarias registraron un aumento del 20% en las consultas para la compra de viviendas en pozo, en comparación con los niveles observados a fines de julio. Este crecimiento responde al interés de los inversores en aprovechar las ventajas del blanqueo de capitales, que ya se encuentra vigente.
Este tipo de inversiones resulta especialmente atractivo porque permite acceder a precios más bajos al comprar propiedades en construcción, lo que ofrece una oportunidad de valorización cuando las viviendas estén terminadas. Además de regularizar fondos no declarados, el blanqueo permite canalizar esos recursos hacia activos tangibles, como los inmuebles.
Uno de los principales beneficios del régimen es que, si el dinero regularizado permanece en el sistema financiero hasta el 31 de diciembre de 2025, los inversores estarán exentos de multas o topes. Asimismo, los fondos podrán destinarse a proyectos inmobiliarios que tengan menos del 50% de avance al 8 de julio de 2024, inscritos en el Registro de Proyectos Inmobiliarios (REPI). Esto les permitirá acceder a exenciones impositivas tanto en el pago de impuestos regulares como en el impuesto especial del blanqueo.
A largo plazo, se espera una revalorización positiva del valor del metro cuadrado, lo que convierte a la compra de inmuebles en ejecución en una alternativa segura y atractiva. El régimen de regularización de activos también establece implicancias fiscales y legales, dependiendo de si la propiedad será destinada a alquiler o residencia habitual, con beneficios como la exención del Impuesto sobre los Bienes Personales y el IVA en este último caso.