La revolución digital del ladrillo: la tokenización y su paralelo con el home banking

Comprar una parte de un departamento en otra ciudad o incluso en otro país, con apenas unos clics desde el celular, suena casi como ciencia ficción. Sin embargo, esta posibilidad ya es una realidad gracias a la tokenización, una tecnología que promete transformar el modo en que invertimos, financiamos proyectos y pensamos el valor de los bienes raíces.

Durante décadas, invertir en ladrillos fue sinónimo de solidez, pero también de grandes barreras de entrada: hacía falta disponer de sumas importantes, asumir gastos notariales, lidiar con trámites y, sobre todo, tener paciencia. Hoy, la tokenización propone un cambio de paradigma similar al que en su momento generó el home banking en el sistema financiero: democratizar el acceso, simplificar los procesos y trasladar buena parte del poder al usuario.

Una revolución que empieza en la blockchain

Para entender la tokenización, primero es necesario comprender el funcionamiento de la blockchain, la tecnología que le da soporte. La blockchain puede imaginarse como un gran libro contable compartido por miles de computadoras distribuidas en distintos lugares del mundo. Cada vez que alguien realiza una transacción —ya sea enviar una criptomoneda, transferir un documento digital o comprar un fragmento de un inmueble— esa información se registra en todas las copias del libro de manera simultánea.

La clave está en que no existe una autoridad central que controle el sistema. Cualquier modificación debe ser validada por consenso entre los participantes, lo que vuelve casi imposible el fraude o la manipulación. Cada bloque de información se enlaza criptográficamente con el anterior, formando una cadena inalterable. Esa estructura garantiza transparencia, trazabilidad y seguridad.

En otras palabras, mientras que Internet permitió compartir información, la blockchain permite transferir valor. No se trata solo de mensajes, imágenes o datos, sino de activos digitales que pueden representar dinero, contratos o derechos sobre bienes reales.

Qué es un token y por qué es tan importante

Un token es, en términos sencillos, la representación digital de un activo. Puede simbolizar una acción, una obra de arte, un derecho de cobro o, en este caso, una fracción de un inmueble. Cuando un desarrollador decide tokenizar una propiedad, lo que hace es dividir su valor en unidades digitales que pueden comprarse y venderse libremente.

Por ejemplo, un departamento valuado en 100.000 dólares podría dividirse en 1.000 tokens de 100 dólares cada uno. Quien compra un token no adquiere el inmueble completo, sino una porción proporcional de ese activo y de sus beneficios económicos. Si la propiedad se alquila, el inversor recibe una parte del alquiler; si se vende, obtiene su parte de la ganancia.

Todo esto se administra mediante contratos inteligentes —programas automáticos que ejecutan las condiciones acordadas sin intervención humana— y se almacena de manera segura en la blockchain. El inversor, por su parte, puede guardar sus tokens en una “wallet” o billetera digital, accesible desde el celular o la computadora.

Invertir desde el celular: la democratización de los ladrillos

La tokenización transforma el concepto de inversión inmobiliaria porque elimina las barreras tradicionales. Ya no es necesario disponer de grandes sumas de dinero ni atravesar procesos burocráticos extensos. Con apenas unos dólares, cualquier persona puede convertirse en copropietaria de una fracción de un edificio, una casa o incluso un desarrollo en otra parte del mundo.

Esto abre las puertas a nuevos perfiles de inversores: jóvenes profesionales, estudiantes, pequeños ahorristas o personas que buscan diversificar su cartera sin comprometer todo su capital. Además, ofrece una salida más ágil que la compra tradicional. Si se necesita recuperar el dinero, basta con vender los tokens en una plataforma especializada, sin esperar meses para concretar una escritura o una venta completa.

La tokenización también cambia la lógica del riesgo. En lugar de concentrar todos los ahorros en una sola propiedad, ahora es posible repartirlos en varios proyectos. Una persona podría poseer, al mismo tiempo, una fracción de un edificio en Madrid, otra en Buenos Aires y otra en Miami, todo gestionado desde el celular.

Una oportunidad también para los desarrolladores

Los beneficios no son solo para los inversores minoristas. Los desarrolladores inmobiliarios también encuentran en la tokenización una herramienta poderosa para financiar sus proyectos. En lugar de recurrir únicamente al crédito bancario o a grandes inversores institucionales, pueden ofrecer tokens de su desarrollo a cientos o miles de pequeños ahorristas.

Esto les permite obtener liquidez en etapas tempranas, financiar obras por tramos y reducir la dependencia del sistema financiero tradicional. En mercados donde el crédito es escaso o costoso, esta alternativa representa una verdadera innovación. Además, al no tratarse de deuda bancaria, el balance del desarrollador se mantiene más liviano, y el control del proyecto permanece en sus manos.

Imaginemos un emprendimiento de oficinas que requiere una inversión de diez millones de dólares. En el modelo clásico, el desarrollador debería buscar un préstamo o vender unidades enteras anticipadamente. Con la tokenización, puede dividir el proyecto en miles de tokens y colocarlos entre pequeños inversores. Cada uno aporta una pequeña suma y participa de las ganancias futuras, mientras el desarrollador obtiene los fondos necesarios para avanzar.

Un mercado más líquido y transparente

Otro de los grandes atractivos de la tokenización es la liquidez. En el mundo inmobiliario tradicional, vender una propiedad puede llevar meses o incluso años. En cambio, los tokens pueden negociarse en plataformas digitales de manera casi inmediata. Esto crea un mercado secundario más ágil y transparente, donde los precios se ajustan en tiempo real según la oferta y la demanda.

Además, cada movimiento queda registrado en la blockchain, lo que garantiza trazabilidad y elimina buena parte de las zonas grises que a veces rodean las operaciones inmobiliarias. Los inversores pueden verificar el historial de cada token, su procedencia y su comportamiento, algo impensado en el esquema convencional.

La digitalización también reduce costos: menos intermediarios, menos papeleo y menos demoras. En definitiva, la tokenización introduce eficiencia y confianza, dos valores fundamentales para un mercado que históricamente ha sido poco accesible y lento.

La revolución digital del ladrillo: la tokenización y su paralelo con el home banking
La revolución digital del ladrillo: la tokenización y su paralelo con el home banking

Los desafíos de una revolución tecnológica

Como toda innovación, la tokenización enfrenta desafíos importantes. El primero es la regulación. Los marcos legales aún están adaptándose a esta nueva realidad, y en muchos países las normas financieras o de propiedad no contemplan aún del todo los activos digitales.

Sin embargo, la tendencia global es clara: cada vez más gobiernos reconocen y regulan este tipo de operaciones. En Europa, por ejemplo, existen normas específicas que establecen cómo deben emitirse y custodiarse los tokens vinculados a activos reales. En América Latina, países como Brasil y Colombia ya avanzaron en leyes que dan respaldo legal a las plataformas que ofrecen estos servicios.

Argentina también comenzó a dar pasos en esa dirección. Se han creado registros y normativas que buscan encuadrar la actividad de los proveedores de servicios de activos virtuales y establecer reglas para la emisión de tokens que representen títulos o valores reales. Este marco legal incipiente es clave para dar confianza tanto a los inversores como a los desarrolladores.

El segundo desafío es cultural. La tokenización propone un cambio de mentalidad: pasar de un mundo donde el valor se medía en objetos tangibles a uno donde los activos pueden ser digitales, fraccionados y globales. No todos están preparados para ese salto. La confianza en la tecnología, la educación financiera y la familiaridad con las herramientas digitales son factores determinantes para su adopción masiva.

De los ladrillos a los bits

Así como en su momento el home banking permitió realizar operaciones desde la computadora sin ir al banco, la tokenización traslada el mundo inmobiliario al entorno digital. No reemplaza los métodos tradicionales, pero los complementa y multiplica.

Hoy, un inversor puede tener su cuenta bancaria, sus acciones y sus tokens en la misma aplicación móvil. Desde allí, puede controlar sus inversiones, recibir rentas y mover su dinero sin necesidad de intermediarios. Esta integración entre el mundo físico y el digital marca el comienzo de una nueva etapa para las finanzas personales y corporativas.

El cambio también es simbólico. Los ladrillos, que durante siglos representaron estabilidad, se transforman ahora en bits, en unidades digitales que conservan el mismo valor, pero se comportan con la flexibilidad del entorno virtual. El concepto de propiedad se amplía y se adapta a los tiempos actuales.

Un futuro con nuevas reglas

Si algo enseña la historia reciente es que las tecnologías que simplifican y democratizan el acceso suelen imponerse. En su momento, las transferencias electrónicas parecían una rareza; hoy son la norma. Lo mismo puede suceder con la tokenización en el ámbito inmobiliario.

En los próximos años, es probable que surjan más plataformas dedicadas a fraccionar y comercializar activos, que los bancos y las constructoras adopten soluciones blockchain y que los inversores tradicionales comiencen a convivir con los digitales. A medida que la regulación se consolide y la confianza crezca, la tokenización podría dejar de ser una tendencia emergente para convertirse en una herramienta cotidiana.

Este modelo no solo promete transformar la forma de invertir, sino también de construir y financiar. Al permitir que los proyectos se fondeen con capital distribuido, se abren nuevas oportunidades para el desarrollo urbano, el acceso a la vivienda y la generación de empleo. Además, al registrar cada paso en una red transparente, se reducen los márgenes para la especulación o el fraude.

Educación y confianza, las claves para avanzar

La adopción masiva de esta tecnología dependerá, en gran medida, de la capacidad de explicar sus beneficios de forma sencilla. Muchos todavía asocian los términos “token” o “blockchain” con conceptos lejanos, abstractos o demasiado técnicos. Sin embargo, la experiencia demuestra que, una vez comprendido el funcionamiento básico, la mayoría reconoce su potencial.

La educación financiera y digital será fundamental para que más personas se animen a participar. De la misma forma en que aprendimos a usar aplicaciones bancarias, billeteras electrónicas o plataformas de pago, aprenderemos a manejar tokens y contratos inteligentes. La curva de aprendizaje es corta, y las ventajas son evidentes: acceso global, flexibilidad y transparencia.

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