El diseño de interiores es un universo en constante transformación. Ningún espacio de la casa escapa a esa lógica, y el baño es quizá uno de los que más evidencia los cambios de estilo, funcionalidad y confort a lo largo de las décadas. Lo que antes se consideraba moderno y práctico, hoy puede parecer obsoleto o engorroso. Un claro ejemplo de esta evolución lo constituyen las mamparas de baño, que durante años fueron sinónimo de modernidad y hoy se ven desplazadas por nuevas alternativas que privilegian la amplitud, la estética minimalista y la facilidad de mantenimiento.
El auge de las mamparas: de lo funcional a lo cotidiano
Durante décadas, las mamparas se instalaron en millones de hogares como el reemplazo definitivo de las cortinas plásticas de ducha. Su incorporación masiva comenzó a mediados del siglo pasado, especialmente en los años 60 y 70, cuando la arquitectura residencial buscaba sumar elementos que brindaran confort y un aire moderno a los espacios. El vidrio templado, los perfiles metálicos y la posibilidad de mantener el agua dentro del área de la ducha transformaron a las mamparas en un signo de avance.
Más allá de su aspecto estético, su utilidad era innegable: evitaban que el agua se desparramara por el baño, protegían los muebles de la humedad excesiva y aportaban una sensación de higiene difícil de lograr con las cortinas. Rápidamente, se convirtieron en un estándar que marcaba un antes y un después en el diseño de interiores.
Sin embargo, esa hegemonía comenzó a mostrar fisuras. Lo que alguna vez fue un símbolo de innovación se transformó con el tiempo en un desafío de mantenimiento. La acumulación de cal y sarro en los vidrios, los perfiles metálicos corroídos, las marcas imposibles de eliminar y la necesidad de una limpieza constante minaron su atractivo. Aunque surgieron productos especializados y técnicas de cuidado, la realidad es que mantener una mampara impecable exige dedicación casi diaria.

El desgaste de un clásico
Con el paso del tiempo, arquitectos, diseñadores y usuarios comenzaron a buscar soluciones que conservaran las ventajas de las mamparas, pero que sumaran nuevas cualidades: practicidad, durabilidad, accesibilidad y estética más liviana. La incomodidad de lidiar con rincones difíciles de limpiar, sumada al deseo de contar con baños más abiertos y luminosos, marcó el inicio de una nueva etapa en el diseño de estos espacios.
Así, el baño dejó de pensarse como un sitio meramente funcional para convertirse en un lugar de bienestar, relajación y hasta lujo. La tendencia global hacia ambientes minimalistas y despejados encontró en las mamparas un obstáculo: demasiado mantenimiento, demasiada presencia visual y demasiado peso en la composición del espacio.
Muros de obra: la solución discreta
Una de las alternativas que hoy gana terreno son los muros bajos de obra. Se trata de estructuras construidas a media altura que funcionan como barrera contra las salpicaduras, sin cerrar por completo el espacio de la ducha. Esta solución permite que el baño se perciba más amplio y luminoso, al mismo tiempo que organiza el sector de la ducha con discreción.
Su principal atractivo radica en la limpieza: al ser superficies lisas, sin perfiles metálicos ni uniones complejas, resultan fáciles de mantener. Además, se integran con naturalidad al diseño general, ya que pueden revestirse con los mismos materiales que el resto del baño, logrando uniformidad y continuidad visual.
Estos muros responden a una tendencia internacional que valora la simplicidad en el mantenimiento y la reducción de rincones donde pueda acumularse suciedad o humedad. Con líneas rectas y acabados resistentes, ofrecen durabilidad y estética en una misma propuesta.
El boom de las duchas italianas
El verdadero fenómeno en el rediseño de los baños lo protagonizan las duchas italianas, también llamadas walk-in showers. Su propuesta es simple y revolucionaria a la vez: una ducha a ras del suelo, sin escalones ni barreras físicas, totalmente abierta o con un solo panel de vidrio fijo.
La clave de este diseño radica en la ingeniería invisible del desagüe lineal. El piso presenta una inclinación casi imperceptible que guía el agua hacia una rejilla discreta, sin necesidad de bordes ni desniveles. Esto no solo aporta comodidad y accesibilidad, sino que además refuerza la estética minimalista y continua del ambiente.
En sus versiones más puras, la ducha italiana prescinde completamente de vidrios o paneles, permitiendo un acceso directo y sin obstáculos. En otras variantes, se incorpora un único cristal transparente para evitar salpicaduras, pero siempre sin marcos ni perfiles que rompan la continuidad visual.
Su diseño se adapta a diferentes estilos: desde baños de inspiración industrial hasta ambientes de lujo tipo spa. Lo esencial es la sensación de amplitud, limpieza y fluidez espacial que genera, además de su practicidad para todo tipo de usuarios, incluyendo personas mayores o con movilidad reducida.
Bañeras exentas: el lujo dentro del baño
Otro de los elementos que se suman a esta transformación son las bañeras exentas o freestanding. A diferencia de las tradicionales, que requieren encastrarse en una estructura, las exentas se apoyan directamente en el piso y pueden ubicarse en cualquier punto del baño.
Este tipo de piezas aporta un aire sofisticado y se ha convertido en tendencia en proyectos de diseño contemporáneo. Su mayor atractivo es la versatilidad: pueden colocarse una vez que el entorno ya está terminado, sin necesidad de obras adicionales complejas. Solo basta con elegir el modelo y ubicarlo en el sitio deseado.
Además de su facilidad de instalación, ofrecen una experiencia de uso que recuerda a los spas o jacuzzis, ya que permiten baños de inmersión más prolongados y relajantes. En combinación con una ducha moderna, brindan la posibilidad de elegir entre rapidez o disfrute, según el momento.

Ventajas y desventajas de abandonar las mamparas
La decisión de usar o no mamparas depende de las necesidades y gustos de cada hogar. No obstante, eliminar este elemento puede aportar varios beneficios:
- Amplitud y luminosidad: al quitar marcos y perfiles, los baños se perciben más grandes y despejados.
- Accesibilidad: las duchas italianas, al estar a ras del suelo, resultan ideales para niños, personas mayores o con movilidad reducida.
- Mantenimiento simple: la limpieza se reduce a pasar un trapo por el piso o los muros, sin necesidad de productos específicos.
- Estética minimalista: el diseño abierto y continuo eleva la experiencia del baño a un estándar más moderno y elegante.
Sin embargo, las mamparas siguen teniendo ventajas que no deben pasarse por alto. Aportan seguridad, permiten contener el agua dentro de un espacio reducido y dividen sectores sin necesidad de estructuras sólidas. Además, su versatilidad es enorme: existen modelos corredizos para baños pequeños, plegables que optimizan espacios reducidos y paneles fijos que transmiten modernidad.
En términos de higiene, los fabricantes han mejorado sus productos, incorporando vidrios tratados con tecnologías antical o recubrimientos especiales que facilitan la limpieza y prolongan la vida útil. De esta manera, las mamparas aún conservan un lugar en la oferta de soluciones para el baño.

El baño como espacio de bienestar
El cambio en las tendencias refleja una transformación más profunda: el baño ya no es solo un sitio para la higiene diaria, sino un lugar pensado para la relajación y el bienestar personal. Las nuevas generaciones buscan ambientes que transmitan calma, amplitud y orden visual. La incorporación de materiales nobles, la apuesta por líneas simples y la preferencia por espacios despejados son parte de esta lógica.
En ese marco, las mamparas tienden a desaparecer o a transformarse, dejando paso a propuestas más ligeras y adaptadas al ritmo actual. El usuario contemporáneo prioriza la comodidad de limpieza, la accesibilidad y la sensación de estar en un espacio de spa dentro de su propio hogar.
Tal vez te interese leer: https://construmis.com.ar/costos-de-materiales-de-construccion/





