El mercado inmobiliario argentino atraviesa un escenario de incertidumbre tras el resultado electoral en la provincia de Buenos Aires. El revés político para el Gobierno derivó en un shock financiero que impactó de forma inmediata en las operaciones inmobiliarias, marcando un freno en un sector que venía mostrando señales de recuperación.
Durante los meses previos, la actividad había registrado un fuerte repunte, con récord de escrituras en la Ciudad y la provincia de Buenos Aires. Más de 20.000 operaciones se concretaron en julio entre ambos distritos, apoyadas en la reaparición de los créditos hipotecarios, una mayor liquidez en el mercado y precios en dólares considerados de oportunidad. Sin embargo, el escenario cambió tras el denominado “lunes negro” posterior a las elecciones.
Impacto inmediato en el mercado
En la primera rueda cambiaria después de los comicios, el dólar paralelo osciló entre los $1.385 y $1.420, con movimientos bruscos durante la jornada. En paralelo, acciones y bonos argentinos cerraron en baja, mientras que los bancos decidieron pausar sus líneas de crédito hipotecario.
El incremento en las tasas reforzó la parálisis. Algunas entidades llevaron la tasa nominal anual de las hipotecas a niveles cercanos al 15%, mientras que otras la ubicaron en torno al 11,5%. Con ese encarecimiento, gran parte de las operaciones que dependían del financiamiento quedaron en revisión o directamente suspendidas.

Operaciones en suspenso
La inestabilidad cambiaria también afectó a las escrituras y reservas. Si bien las consultas y llamados continúan, el dólar volvió a instalar un clima de espera. Muchos vendedores optaron por demorar entre 48 y 96 horas la definición de precios, lo que postergó cierres de contratos.
En un mercado fuertemente dolarizado, el valor del tipo de cambio se convierte en la principal referencia para definir operaciones. Lo que se firmó antes de las elecciones aún se proyecta concretar en septiembre, pero el panorama hacia octubre es incierto y dependerá de la evolución financiera.
El peso del dólar oficial en las operaciones
Uno de los mayores obstáculos surge en las operaciones que combinan financiamiento en pesos con pagos en dólares. En junio, el dólar oficial rondaba los $1.160 y actualmente se ubica cerca de $1.435. Esta diferencia genera un desfasaje millonario en operaciones de crédito, encareciendo en miles de dólares los compromisos asumidos.
A ello se suma la creciente demora en la operatoria bancaria. Si antes una operación podía resolverse en un plazo de 60 a 90 días, actualmente los tiempos se extendieron a un mínimo de 120 días, alcanzando en algunos casos hasta cinco meses, con numerosas carpetas en espera.
Un mercado en compás de espera
El dólar y las tasas de interés se consolidaron como los factores que definen el pulso del mercado inmobiliario. La fuerte suba de la divisa y el encarecimiento del crédito hipotecario dejaron a compradores y vendedores en un compás de espera.
Las operaciones firmadas con tasas anteriores enfrentan serias dificultades para concretarse. Muchos compradores que recibieron préstamos en pesos se encuentran con que el salto cambiario los aleja del monto en dólares pactado con los vendedores, obligándolos a buscar alternativas para cubrir las diferencias.
El sector, que había recuperado dinamismo en los últimos meses, enfrenta así un freno momentáneo. El desempeño de los próximos meses estará atado a la evolución del dólar, la política monetaria y la capacidad de los bancos de reactivar el crédito hipotecario en condiciones que permitan viabilizar nuevamente las operaciones.
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